Una experta del CSIC explica qué pasará en la nueva fase del volcán
Inés Galindo, vulcanóloga del IGME-CSIC, explica a AS la nueva fase del volcán. El apagón y su reactivación, los temblores al sur en Fuencaliente o el peligro de los vidrios...
Inés Galindo, vulcanóloga del Instituto Geológico y Minero de España del CSIC (IGME-CSIC), lleva casi dos semanas trabajando sobre el terreno y estudiando la erupción del volcán de La Palma. Galindo atiende a As junto al Puesto de Mando ubicado en el Centro de Visitantes del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. La entrevista abarca desde la nueva fase hawaiana del volcán en los últimos días, su apagón y reactivación, el incremento de la actividad sísmica al sur en Fuencaliente, teorías de fractura, el peligro de la lluvia de vidrios...
¿En qué fase se encuentra el volcán?
-Ahora continúa activo. Tiene una actividad más bien hawaiana, muy efusiva, con mucha emisión de coladas de lava. En el cráter principal, hay todavía algo de estromboliano con emisión de piroclastos, pero es muy poco explosiva. Estamos viendo cómo evoluciona y con qué nos sorprende, pero en principio ahora tiene una actividad mucho más tranquila de la que ha tenido hasta ahora.
¿Se puede combinar el tipo de erupción? Se hablaba de estromboliana y ahora de hawaiana.
-La liquidez o la fluidez de la lava depende mucho de la cantidad de gases y de la temperatura que tiene. En realidad, ha tenido tres tipos de fases eruptivas. Está el hawaiano, que es principalmente la emisión de coladas de lava y piroclastos muy calientes que cae y se consolida alrededor de un centro de emisión, pero muy bajo; el estromboliano, que es el que ha dado ese cono grande que teníamos en la parte alta; y luego ha habido algunos pulsos freatomagmáticos, que es cuando entra un poco de agua en el conducto y se produce una pequeña explosión. Estos son los tres tipos de estilos eruptivos que ha habido en la erupción.
El apagón del volcán hace unos días sorprendió. ¿Es algo habitual en estos procesos?
-Sí, es habitual que tenga un momento de descanso. Puede tener una bajada de la columna, una pérdida de presión. No es que termine la erupción, sino que se está tomando un descanso hasta que encuentre la energía que necesita para seguir en erupción.
Se barajaba un posible taponamiento... ¿Qué causó este parón?
-Durante la erupción ha habido varios taponamientos del cono y algunos derrumbes de su parte alta. Ha crecido muy rápido y tiene poca estabilidad. Algunos de esos derrumbres que han caído en el cono taponan la salida de la lava. Eso se correlaciona muy bien con algunas veces que hemos visto la columna eruptiva como con pulsos. Un pulso de nube, un pulso de nube… eso normalmente es que el gas está limpiando el conducto.
¿Cómo se interpreta el incremento de la actividad sísmica en Fuencaliente, en la zona sur de la isla? ¿Se baraja también la posibilidad de que salga por otro punto de la isla?
-Estamos a la espera de ver la evolución Hay que esperar los datos de los inclinómetros, de la deformación, para poder interpretar el fenómeno. En otras erupciones ha habido otras fisuras eruptivas paralelas a la primera, pero hay que ir viendo cómo evoluciona para poder hacer un pronóstico. Todavía no tenemos datos suficientes.
¿Sería posible que saliera a una distancia tan considerable o sería más lógico que fuera próximo?
-Normalmente, son próximas, pero también pueden aparecer a distancias más largas. Por poder, puede ocurrir, pero ahora mismo no estamos en este escenario.
Hemos escuchado hablar de la posibilidad de lluvia de vidrios. ¿Qué peligro tiene y qué gases se liberan?
-Al entrar la lava en el mar, se produce una expansión brusca del agua por el contraste de temperatura. Entonces tenemos esa nube de vapor de agua. Pero, además, al entrar la lava con ese calor, provoca reacciones químicas que generan unos gases como el ácido clorhídrico porque el agua del mar tiene sal, cloruro de sodio-al reaccionar, se producen algunos gases que pueden ser tóxicos. Es mejor alejarse si hay una bruma o protegerse con un pañuelo.
Siempre se ha hablado mucho del peligro de la Caldera de La Palma. Circulan muchas teorías sobre una posible fractura en algún momento. ¿Es un escenario que se puede dar?
-No. El escenario ahora mismo es que no se va a producir un desgajamiento del volcán de Cumbre Vieja. En realidad, ese tipo de fenómenos de grandes deslizamientos no se producen solo moviendo una masa conjunta, sino que se ha demostrado que lo que se produce son pequeños deslizamientos, no un gran deslizamiento con un volumen enorme que genera un tsunami. No es lo mismo una masa grande al mar que pequeñas masas en distintos momentos. Ahora mismo no es un escenario probable ni mucho menos.
¿Qué comparativa se puede hacer de esta erupción con la del Teneguía en 1971?
-Este tiene fases un poco más explosivas. La actividad estromboliana es más intensa. Pero también es que en esa época no había tanta población, los centros de emisión salieron más cerca del mar, llegaron las lavas muy rápido a la costa… entonces la afección que tuvo la isla no fue tan grande como esta.
Para un vulcanóloga esta es una oportunidad única. ¿Cómo lo lleva sabiendo que también es la vez un drama para los palmeros?
-Es difícil porque estás viendo el sufrimiento de la gente que está directamente afectada. Son momentos complicados, pero creo que entre todos podemos salir adelante y estoy segura de que la gente de La Palma va a saber adaptarse a esta nueva situación.
¿Qué estamos aprendiendo para las próximas erupciones?
-Esta es la primera erupción en la que puedo trabajar realmente y es una oportunidad de ver cómo todos esos procesos que hemos ido viendo o infiriendo a través del estudio de las erupciones pasadas, que es como descifrar un jeroglífico, se pueden correlacionar con lo que vemos. Nos sirve mucho para aprender, comprender más sobre las erupciones históricas y para tener datos para otras erupciones futuras, no solo aquí, sino también en otros sitios del mundo.
¿Cómo están siendo los días?
-Llevamos aquí desde dos días antes de la erupción. Empezó y hemos estado durmiendo una media de tres o cuatro horas todos los días. Un poco paliza, pero nos debemos a esto, que para eso hemos estado trabajando y formándonos.
Es un aspecto anecdótico, pero el volcán todavía no tiene nombre. ¿Qué nombres están sonando y por cuál se inclinaría usted?
-Yo creo que el nombre debería proponerlo la población de La Palma. Son los afectados, son los que van a vivir con él, son los que lo han sufrido y creo que el nombre debe salir de una votación popular.
El volcán está haciendo mucho daño, pero despertará también el interés por la vulcanología entre los más jóvenes, especialmente en Canarias.
-Me gustaría animar a las chicas, somos pocas en vulcanología... Es una profesión apasionante. Desde el Instituto Geológico y Minero de España estamos dispuestos a darles todo el apoyo y toda la información para orientarles en su carrera si lo necesitan.