Entrevistamos para Diario As a la alcaldesa de Los Llanos de Aridane, Noelia García quien, con la emoción contenida, nos cuenta cómo están los vecinos de Todoque, y cómo se encuentra la población ante la nueva situación del volcán y la solidaridad que están recibiendo desde todas partes de España.

“No hay una familia que no esté sintiendo el dolor de todas esas familias que han tenido la desgracia que la lava del volcán pase por sus propiedades, donde han invertido toda su vida, su esfuerzo, y ver como son pasto de la lava del volcán de forma imposible de detener… es una enorme tristeza”.

No se puede parar, ¿qué hay que hacer ahora?

-Esperar, porque es verdad que la lava del volcán pasa, la casa queda en pie, pero a los tres días vuelve a pasar otra colada, no sabemos qué camino va a coger… Estamos acostumbrados, uno de los pocos fenómenos son los incendios, que pasan, y ya. Pero este volcán no nos ha dado tregua. Se han cumplido los peores pronósticos. La lava se ha ido ramificando, no ha ido directa al mar. No hemos podido predecir ese camino que iba a tomar.

¿Qué pide la gente a las autoridades?

-Esto es difícil de llevar… Nos piden que no les dejemos solos, que les acompañemos. Esto supera nuestra capacidad como ayuntamiento pequeño, incluso el propio Cabildo, de ahí la necesidad de agradecer al Gobierno de España, al gobierno de Canarias, al Parlamento Europeo, el establecer todo tipo de ayudas para aliviar ese dolor.

Que no quede en un boom, ¿no?

Ese compromiso va a tener su respuesta. Estar aquí. Ningún responsable público que haya estado aquí un solo día puede volverse a su casa y dejar esos compromisos en una mera promesa. Es imposible. Por eso confío plenamente en los compromisos del Presidente de nuestro país y del Gobierno de Canarias. Si no, nosotros se lo recordaremos. Tengo plena confianza. No hay otro camino.

¿En qué punto está la erupción?

Ahora ya ha superado el núcleo urbano de Todoque, sigue hacia la parte este del barrio de Todoque, ya va hacia el municipio de Tazacorte. Ahora entra en una zona de producción agrícola fundamental, de ahí que el nivel de vida se verá seriamente afectado. El cultivo del plátano no sólo afecta al plátano en sí, sino a toda la economía insular. Si la venta de plátanos no va bien, ante esta situación… El turismo no va bien tampoco con las vías cortadas… Se presenta un panorama difícil, y ese dolor de las familias es lo que más fuerza nos da para pensar en la reconstrucción de nuestra identidad como pueblo, de nuestra idiosincrasia, porque nuestros jóvenes se lo merecen, y nuestros mayores, que ya sobrevivieron a un volcán.

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¿Dónde estaba cuando erupcionó el volcán?

-Estaba con una señora dependiente, de 102 años, convenciéndola de que saliera. A la señora le costó bastante, pero al final entre las fuerzas de seguridad y los sanitarios, consiguieron sacarla de su casa.

El pueblo palmero es muy fuerte

-Sí. Tengo que agradecer la enorme generosidad que hemos recibido desde todas partes de España, desde el rincón más pequeño. Ahora veía a un señor que se ha venido desde Pamplona, con su maleta, a ayudar, Pedro. Nuestro país es variado, grande y con un gran corazón.

Hay mucha emoción…

-Ustedes lo han vivido, es inevitable no tener ese contagio de las familias, esa emoción. Cada casa sepultada es un drama familiar, una historia de esfuerzo y trabajo. El mensaje para nuestros vecinos es que es normal que tengamos dolor. Hemos sufrido una situación que nos ha puesto de cara lo vulnerables que somos las personas. Pesábamos que después de la pandemia no podía venir nada más grande, y llega un volcán y nos vuelve a dejar chiquititos. Nos da fuerza y empuje para seguir.

La Palma, la isla bonita, es un lugar perfecto para vivir. Ahora nos cubre un manto negro, pero será un placer recibir a todas esas personas que quieran venir. No podremos volver a al situación que estábamos antes. No hay una vuelta al domingo pasado, pero sí hay un firme compromiso de seguir unidos, como pueblo, el barrio de Todoque seguirá unido, y vamos a reconstruir otra vez nuestra identidad. El volcán he elegido los peores escenarios. No queda más que esperar.