Dos chips en el cerebro para escribir con la mente
Un grupo de científicos han implantado dos chips en el cerebro de un voluntario con tetraplejia que, gracias a un modelo de inteligencia artificial, puede ver escritas las letras que piensa.
Un grupo de neurocientíficos, bioingenieros y expertos en inteligencia artificial han desarrollado un modelo que ha permitido a una persona voluntaria con tetraplejia ver escritas las letras que piensa gracias a dos chips que le han sido implantados en el cerebro.
El paciente, que perdió la movilidad de cuello para abajo a causa de una lesión medular en 2007, se prestó a que le abrieran el cráneo para colocarle dos chips en el giro precentral. Una vez implantados, los investigadores de las universidades de Stanford, Brown y Harvard le pidieron que pensase que estaba escribiendo. En ese momento, la interfaz cerebro máquina (ICB) detectó patrones comunes de actividad eléctrica cuando pensaba en la misma letra. A los pocos días, el algoritmo ya reconocía y plasmaba las letras y los signos ortográficos que el voluntario quería escribir.
El descubrimiento, que ha sido explicado en la revista científica Nature, ha conseguido superar con creces al anterior modelo ICB que intentaba representar virtualmente la escritura mediante el pensamiento. Por ello, han pasado de una velocidad de escritura de 40 caracteres por minuto en 2017 a los 90 de ahora. Una cifra no muy lejana a los 115 que es capaz de escribir en un dispositivo electrónico una persona de la misma edad que el voluntario.
Un porcentaje de acierto del 99,1%
El modelo de inteligencia artificial, tras 28 días de entrenamiento, era capaz de predecir el 94% de los caracteres que imaginaba el cerebro del voluntario y, cuando se ayudaba de un predictor de textos, la eficacia subía hasta el 99,1%.
El propio voluntario manifestó su sorpresa sobre el amplio porcentaje de acierto que tenía el modelo ICB. “Le pareció asombroso cómo puede distinguir y predecir letras escritas a mano que para él eran poco claras”, asegura uno de los creadores del algoritmo, Krishna Shenoy.
“El cerebro conserva su capacidad para prescribir movimientos una década después de que el cuerpo haya podido dejar de hacerlos”, ha explicado el autor principal de la investigación, Frank Willet. Además, “los movimientos intencionados complicados con trayectorias curvas, como la escritura a mano, puede interpretarse más fácilmente con algoritmos de inteligencia artificial”, ha añadido.
Gran avance y problemas
Sin embargo, a pesar de que este hallazgo “es un gran avance en este terreno”, tal y como afirma el neurocientífico español José Carmena, todavía precisa de mucha evolución para poder salir del laboratorio, pues tiene varios aspectos que pulir.
El primero de ellos es la colocación de los electrodos. Una tarea que, aunque no sea sencilla, se puede hacer hoy en día mediante técnicas rutinarias como la estimulación cerebral profunda. Pero es necesario que el voluntario tenga dos cables en la cabeza para enviar los datos. Por otro lado, el algoritmo ha mostrado ser capaz de reconocer los textos escritos en inglés y en otros idiomas procedentes del latín, pero no se sabe cómo va a funcionar con otros abecedarios.