Preocupación en Nueva York por el avance de una nueva variante
Un equipo de investigadores del Caltech detectó una variante que no había sido registrada hasta ahora. Puede debilitar la eficacia de las vacunas actuales.
Variantes, variantes y más variantes. Durante las últimas semanas, diversos grupos de expertos en materia de salud advierten de hallazgos de nuevas variantes del coronavirus. Esto no es algo fuera de lo normal, pues como afirmó recientemente el director de la OMS para Europa, Hans Kluge, "son la evolución normal del virus".
Pero a pesar de ser algo común en los coronavirus, empieza a preocupar cuando presentan mutaciones que afectan, por ejemplo, a la efectividad de las vacunas. Es el caso de una nueva cepa localizada en Nueva York y conocida como B.1.526. Fue detectada, según las muestras recogidas, en el mes de noviembre, y desde este mes representa ya uno de cada cuatro contagios.
El Instituto Tecnológico de California (Caltech) publicó recientemente el estudio correspondiente a esta variante en el portal bioRxiv, mientras que la Universidad de Columbia llevó otro a cabo que todavía no ha visto la luz. No obstante, tanto uno como otro están pendientes de ser revisados por pares y publicados en una revista científica, lo que les aportaría una mayor consistencia.
Mayor preocupación que la californiana
Michel Nussenzweig, inmunólogo de la Universidad de Rockefeller y ajeno a las dos investigaciones, considera que aunque "no es una noticia particularmente feliz, saberlo es bueno porque quizá podamos hacer algo al respecto".
Para el experto, esta nueva variante es más preocupante que la encontrada en California, que tiene la peculiaridad de escapar a los anticuerpos. "El diablo ya está aquí", advierte sobre esta cepa un investigador de enfermedades infecciosas. Mientras tanto, la británica es la más extendida en el país estadounidense: cerca de 2.000 casos y notificada en 45 estados.
Mutaciones E484K y S477N
Los investigadores de Caltech dieron con ella al analizar las muestras genéticas virales de una parte de la población contagiada y registrada en la base de datos GISAID. "Había un patrón que era recurrente y un grupo de aislamientos concentrados en la región de Nueva York que no había visto", afirma Antonhy West, biólogo computacional de Caltech, a New York Times.
Así, hallaron una versión con la mutación E484K, menos susceptible a las vacunas (como ocurre en las de Sudáfrica y Brasil) y otra con la mutación S477N, que puede influir en la fuerza con la que el virus se une a las células del organismo. A mediados de febrero, el 27% de las secuencias se corresponden con estas dos variantes, que por el momento se agrupan ambas como B.1.526.
"Dada la participación de E484K o S477N, combinado con el hecho de que la región de Nueva York tiene mucha inmunidad por la ola de primavera (primera ola), esta es definitivamente una variante para observar", indica Kristian Andersen, virólogo del Instituto de Investigación Scripps.
Posibilidad de reinfección
Respecto a la opción de contraer de nuevo la enfermedad por una de las nuevas variantes, el doctor Nussenzweig considera "muy probable" que quienes han superado la COVID o hayan sido vacunadas puedan "combatir esta variante", aunque "puedan enfermarse un poco".
Más optimista se muestra el doctor Andrew Read, microbiólogo evolutivo de la Universidad Penn State. "En el esquema de las cosas, no son grandes preocupaciones en comparación con no tener una vacuna. Diría que el vaso está lleno en tres cuartas partes, en comparación con dónde estábamos el año pasado".