Vacuna contra el coronavirus: cuáles son los riesgos de no ponerse la segunda dosis
Algunos expertos consideran que la primera dosis otorga una protección insuficiente frente a la COVID-19 y podría facilitar las mutaciones del virus.
Durante los últimos días, han llegado noticias de diversos políticos y autoridades que se han administrado la primera dosis de la vacuna sin formar parte del grupo al que corresponde vacunar. Como consecuencia, algunas de estas personas han dimitido tras la polémica. Pero, la gran pregunta que surge ahora es si deberían recibir la segunda dosis o esperar su turno, aunque se pasen más de dos semanas.
La primera dosis otorga una protección insuficiente
Adelaida Sarukhan, doctora en inmunología y redactora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal), se muestra partidaria de que se administre la segunda dosis, a pesar de que la primera se la pusieran de forma irregular. “Es algo que no debe ocurrir, pero es preferible que quienes ya recibieron la primera dosis reciban ahora la segunda”, ha manifestado en 20minutos. Una opinión basada en “los criterios científicos y la evidencia que hay hasta la fecha”.
En primer lugar, argumenta que la primera dosis no garantiza la inmunidad al proteger mucho menos de lo que debería. En el caso de la vacuna de Pfizer y BioNTech, por ejemplo, genera un 52% de eficacia según las propias empresas, mientras que un grupo de investigadores israelíes determinó que era efectiva al 35%. En cualquiera de los dos casos, es un nivel insuficiente de protección.
Asimismo, la experta recuerda en 20minutos que en Reino Unido se abrió el debate sobre poner un solo pinchazo para proteger a más personas, aunque esta protección sea intermedia. Una posibilidad que Sarukhan descarta porque considera que lo ideal es lograr una protección alta: “Más vale vacunar bien a pocas personas que medio bien a muchas”. Además, con una sola dosis el organismo queda más expuesto a nuevas variantes, como la británica, la sudafricana y la brasileña, que se trasmiten más rápido. Para protegerse de esas cepas se necesitan más anticuerpos.
Aparición de nuevas mutaciones
La segunda razón por la que Sarukhan opina que debería administrarse esa vacuna es que no llegar a un “nivel óptimo de anticuerpos podría favorecer la aparición de nuevas variantes”. Ha quedado demostrado que el coronavirus muta constantemente, y algunas variantes pueden transmitirse más rápido o ser más mortales. De esta forma, a medida que crece la inmunidad en la población, el SARS-CoV-2 tendrá una mayor “presión selectiva” para escapar a la inmunidad, y un organismo con baja protección le permitirá replicarse y dar paso a nuevas mutaciones. “Se ha visto que el virus acumula mutaciones en individuos con una infección que dura dos o tres meses”, explica Sarukhan.
En cambio, Salvador Macip, médico investigador de la Universidad de Leicester y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya, discrepa con Sarukhan. El opina que estas personas deberían recibir la segunda dosis cuando les toque porque no hay evidencias que demuestren el hecho de que una persona no reciba la segunda dosis aumente las posibilidades de mutación del virus. Se necesita más investigación al respecto. Además, estima que las personas que han recibido de forma indebida la vacuna son muy pocas y son un riesgo para la población.
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