Conmoción en Italia después de que un médico de 47 años haya sido acusado de haber administrado intencionadamente fármacos con efecto anestésico y bloqueante neuromuscular a varios pacientes con COVID-19, provocando la muerte de dos de ellos, que tenían 61 y 80 años. Carlo Mosca, jefe de la sala de emergencias del hospital de Montichiari, en Brescia, fue detenido este lunes por homicidio voluntario. De esta forma, aceptando la solicitud realizada por la Fiscalía, ha sido puesto bajo arresto domiciliario porque los investigadores considera que hay riesgo de que repita el delito, según recoge Il Giorno. Además, el hospital donde trabaja ya le ha suspendido del servicio.

La investigación

Cabe recordar que Italia fue uno de los países más afectados tras el estallido de la pandemia en marzo. Como consecuencia, los hospitales se saturaron. Y fue en este momento cuando se produjeron los hechos, aunque no fue hasta abril, gracias a una denuncia anónima, cuando la policía italiana comenzó a investigar la muerte sospechosa de algunos pacientes en un hospital de la provincia debido a que había indicios de que podría haber sido provocada por un médico. 

Tras analizar la historia clínica de numerosos pacientes fallecidos en ese período por coronavirus, los agentes observaron que en algunos casos se produjo un repentino e inexplicable empeoramiento de su salud. En total, fueron exhumados tres cuerpos para someterlos a autopsias e investigaciones toxicológicas. En uno de ellos no se pudo encontrar nada porque había sido incinerado.

En los otros dos casos, en cambios, sí se pudo proceder y dentro de los tejidos y órganos se detectó la presencia de succinilcolina y propofol, tal y como informa Brescia Today. Son un relajante muscular y un anestésico, respectivamente, comúnmente utilizados en los procedimientos de intubación y sedación del paciente. El primero se emplea para facilitar la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica, mientras que el segundo se usa para inducir la anestesia. Sin embargo, si se utilizan fuera de procedimientos y dosis específicas, pueden resultar letales para una persona.

Además, en los historiales clínicos no aparecía la administración de esos medicamentos, indicada en los pacientes que sí fueron intubados, lo que hace suponer que el doctor planeó la muerte. Pro tanto, se enfrenta también a un delito de falsificación de un documento público.

Testimonios

Por otro lado, salió a la luz un chat entre dos enfermeras a cargo de Mosca, donde se puede leer varios mensajes reveladores: “¿También te pidió que administraras las drogas sin intubarlas? No las voy a matar solo porque quiere liberar la cama”. “Estoy de acuerdo contigo, esto es una locura”.

Además, Affari Italiani informa de que en la noche del 18 al 19 de marzo, dos compañeros de Mosca, un médico y una enfermera, se negaron a administrar a un paciente los medicamentos que les solicitó. La orden del juez recoge que uno de los dos dijo a los investigadores que “mientras estaba de guardia esa noche, fui contactado por teléfono por Mosca, que me ordenó administrar al paciente hospitalizado desde la tarde por las graves dificultades respiratorias provocadas por el infección COVID-19, dos viales de succinilcolina, así como un antipsicótico y benzodiazepinas”.

Mosca intentó obstaculizar la investigación

Al conocer los resultados de las autopsias, Carlo Mosca “se acercó a los miembros del personal para acordar una versión conveniente de la historia, incluso instándolos a declarar falsedad”, señala el juez de instrucción de Brescia en la orden de prisión preventiva, “a pesar de que la mayoría de los sanitarios conocían la manera de actuar de Mosca, con la administración de medicamentos para intubar sin hacerlo y fuera de cualquier protocolo o pauta, nadie decidió denunciar al médico jefe antes de la denuncia del 23 de abril, ni informó sobre los hechos a la dirección sanitaria competente”.

El auto del juez concluye señalando que lo que ha podido saberse de Carlo Mosca gracias a las investigaciones es que se trata de “un sujeto en medio de un fuerte estrés originado por tener que afrontar nuevamente la creciente afluencia de casos de Covid. Por lo tanto, es muy probable que decida administrar drogas prohibidas a los pacientes más graves, con el fin de acelerar su muerte, falsificando los datos contenidos en las respectivas historias clínicas”.