La posibilidad de que la rabia llegue a España
Investigadores españoles destacan la importancia de controlar el transporte de animales, vigilar la fauna salvaje y unificar los criterios de vacunación.
Un equipo de investigadores españoles alerta que “el riesgo de importar casos de rabia canina del norte de África es una evidencia cada vez más importante”. Para evitar la entrada de esta grave enfermedad, recomiendan a las autoridades sanitarias españolas “incrementar la vigilancia, especialmente en los puntos de entrada a la Península Ibérica, ya que los vehículos de motor que entran pueden transportar ilegalmente animales enfermos o en periodo de incubación desde el norte de África”.
Además, aunque el resigo de importar casos de rabia desde otros territorios europeos es menor, destacan que la libre circulación de personas y mercancías en los países de la Unión Europea facilita la entrada ilegal de animales transportados desde países que presentan casos de rabia en animales domésticos, principalmente perros y gatos, e incluso en especies silvestres, como el zorro rojo.
En esta línea, recuerdan que la falta de medidas específicas y cierta relajación de los controles sobre las poblaciones de zorros pueden facilitar brotes en países declarados libres de este tipo de rabia: “No se debe olvidar que la propagación de la rabia de zorros enfermos a perros está bien establecida, y viceversa, como parece haber sido el caso de España en 1977, cuando se describieron dos casos de rabia en zorros en la provincia de Málaga durante el brote de rabia de 1975. Afortunadamente, se trataba de casos aislados, sin relación entre sí, probablemente debido a la única infección de perros enfermos o al consumo de carroña de cadáveres”.
La rabia, una enfermedad letal
“Aunque la rabia sigue siendo una de las amenazas más temidas e importantes para la salud pública en el siglo XXI, se considera una de las enfermedades desatendidas”, lamentan los investigadores en su estudio publicado en la revista Frontiers in Veterinary Science. Y es que la rabia es una de las zoonosis más antiguas y relevantes debido a su letalidad, pues causa una muerte cada 9 minutos en todo el mundo.
Sus síntomas son difíciles de distinguir, aunque los expertos explican que “tiene un marcado carácter neurotrópico y su acción sobre el sistema nervioso da lugar a una manifestación característica de la enfermedad con signos excitadores, alucinaciones e hidrofobia (rabia furiosa), o signos de parálisis generalizada y coma (rabia paralítica), como consecuencia de encefalomielitis generalmente fatal”.
Factores de riesgo en Europa
Informes recientes han demostrado que este Lyssavirus sigue más vivo que nunca, a pesar del control realizado contra el virus en toda Europa. Los autores explican que el riesgo de rabia en el continente se basa en “distintas situaciones epidemiológicas”:
- Importación ilegal de animales. “La importación ilegal de mascotas por incumplimiento de los controles fronterizos sigue siendo uno de los principales riesgos de rabia en Europa, lo que lleva a casos esporádicos de rabia en regiones libres de países endémicos”, explican los investigadores. Asimismo, concretan que de 2012 a 2020, han detectado cinco perros infectados con rabia importados ilegalmente en Francia (2012, 2015 y 2020), España (2013) y los Países Bajos (2013) desde áreas endémicas.
- Viajes a regiones endémicas. Los autores señalan que existe una “falta de conciencia de los viajeros que visitan países donde la rabia es endémica, especialmente en África y Asia”, a quienes aconsejan “actuar con precaución y evitar tocar a todos los animales, incluidos los cachorros, para evitar las mordeduras”. Además, aconsejan cuidar las heridas, vacunarse y, si está indicado, la inmunización pasiva. En caso de viajar con animales, el riesgo aumenta, por lo que deben estar vacunados.
- Diferencias en los programas de vacunación de perros. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la cobertura de vacunación debe llegar al 70% de la población canina, además de administrarse la vacuna anualmente, para evitar la infección en humanos. Sin embargo, no existe un programa de vacunación coordinado y pueden ocurrir fallos con la vacuna, lo que no garantiza la seguridad.
- Rabia en los animales salvajes. Aunque el riesgo de transmisión de los lyssavirus de murciélago a los mamíferos terrestres es muy bajo en los países europeos, se han informado casos de rabia en humanos y animales después de la mordedura de un murciélago. Además, la exposición a los murciélagos debe considerarse como un riesgo potencial para espeleólogos o biólogos de murciélagos, que tienen un alto riesgo de contacto con estos animales.
¿Cómo prevenir la enfermedad?
Los investigadores aseguran que la rabia es “100% prevenible”. Una prevención que está basada en tres pilares:
- Mejorar la educación y la conciencia pública. Conocer cómo prevenir la enfermedad es esencial para salvar vidas. Así, aunque los expertos destacan que Europa ha aumentado las medidas legislativas para controlarla, consideran que “deberían aplicarse leyes más estrictas para concienciar sobre los riesgos potenciales de la enfermedad” y prevenir su introducción en países europeos que se encuentran libres de ella. “Estas medidas deben estar enfocadas a crear conciencia, principalmente sobre viajes a áreas endémicas, viajes con mascotas e importación y comercio de animales de áreas endémicas”, insisten.
- Acceso a la vacunación masiva de perros. Al no existir un tratamiento específico, la vacunación es clave: “La prevención de la transmisión de la rabia en su origen mediante la vacunación canina es la estrategia más rentable para salvar vidas”.
- Aumentar el acceso a medicamentos de tratamiento y vacunas. A veces resulta complicado evitar las mordeduras de los animales, ya que las exposiciones accidentales son muy comunes. Por ello, es imprescindible tratarlas bien: “El manejo apropiado de las heridas y el tratamiento inmediato y adecuado posterior a la exposición son casi 100% efectivos para prevenir las muertes humanas por rabia”. “El tratamiento consiste en lavar a fondo la herida de la mordedura con jabón y, si es posible, con un antiséptico viricida (p. Ej., Povidona yodada o etanol) durante al menos 15 minutos, seguido de la administración de inmunización pasiva con inmunoglobulinas y vacunación para la inmunidad activa”, detallan.