Los expertos insisten en que las próximas Navidades tendrán que ser obligatoriamente diferentes a causa de la pandemia del coronavirus y las autoridades se encuentran estudiando la manera en la que puedan celebrarse con las necesarias medidas de prevención. En Cataluña, el plan de reapertura de actividades que ha propuesto el Departamento de Salud ya recoge la previsión sobre cómo tendrán que desarrollarse estas fiestas.

En concreto, las autoridades sanitarias catalanas valoran un plan que incluye reuniones familiares de hasta 10 personas, con posibles cenas en restaurantes hasta las 21 horas, y un Fin de Año también con 10 personas, pero sin salir de noche, ya que seguirá vigente el toque de queda nocturno entre las 22 y las 6 horas, como recoge la agencia EFE.

El plan de reapertura de actividades se estructura en cuatro tramos que se reevaluarán territorialmente cada quince días. La aplicación de dicho plan dependerá de que siga descendiendo la transmisión del virus en la región, con una velocidad de propagación de la enfermedad que no supere el 0,9.

Se mantendría el toque de queda

Las previsiones de cara a las Navidades se incluirían en el tercer tramo de la desescalada, que se aplicaría entre el 21 de diciembre y el 4 de enero siempre que la evolución de la pandemia sea positiva. En el caso de que sea así, se permitirían reuniones de hasta 10 personas que pertenezcan a un máximo de "dos burbujas de convivencia habituales o una burbuja ampliada".

Además, estos grupos podrían acudir a restaurantes, aunque los establecimientos tendrían que cerrar sus puertas a las 21 horas. El aforo sería del 50% en estos locales. Por su parte, la limitación en los actos religiosos se mantendría en el 30% de la capacidad del recinto, donde sólo podría haber un máximo de 100 personas al mismo tiempo.

Asimismo, el toque de queda entre las 22 y las 6 horas seguiría vigente, por lo que no estarían autorizadas las habituales fiestas de Fin de Año. Tampoco se permitiría la entrada y salida de Cataluña en esas fechas, salvo motivo justificado, y los centros comerciales tendrían un aforo máximo del 30% de su capacidad.