"Veo exagerado tener una vacuna en diciembre; puede que para finales de primavera sí"
Carmen Fernández es investigadora en el Centro de Investigaciones Biológicas 'Margarita Salas' del CSIC, donde están trabajando en desarrollar una vacuna contra la COVID-19.
María del Carmen Fernández (Vigo, 1978) es investigadora contratada en el Centro de Investigaciones Biológicas 'Margarita Salas' del CSIC, donde forma parte de la Comisión de Investigación y Sociedad. En este centro se está trabajando en el desarrollo de una de las vacunas para la COVID-19. Además, entre otras muchas cosas, es co-autora, junto a Nuria E. Campillo, del libro 'Cómo se fabrica un medicamento'. Atiende al Diario AS para hablar de todo lo relacionado con las vacunas y la pandemia.
- De los tres que se están desarrollando en el CSIC, yo conozco mejor el del CIB 'Margarita Salas'. Este en concreto, está en la última fase de los ensayos preclínicos, que es la experimentación en animales. Han desarrollado ya ratones que expresan el receptor humano con el que interacciona el virus (AC2), ya que han esperado a que crezcan a edades equiparables a los 40-50 años en humanos. La idea es que estas pruebas duren alrededor a un mes y, si los datos son positivos, se redactará toda la documentación para hacer la solicitud de autorización de los ensayos clínicos en humanos. Si fuese todo bien, en enero ya se podría empezar a reclutar voluntarios y, con suerte, para finales de la primavera podría estar la vacuna lista para la producción.
La vacuna de Vicente Larraga tiene un punto fuerte que no tienen otras españolas. Ellos ya tienen muy avanzada la parte de escalado para la producción industrial porque tenían una vacuna para la leshmaniasis en perros que estaba en fase 4. El prototipo es el mismo. En este sentido, cuando pase los ensayos clínicos tiene un punto a favor para ser producida más rápidamente. Eso sí, como con otras vacunas, no se tendrán dosis suficientes para vacunar a toda la población hoy en día, se empezaría con los grupos de riesgo.
- ¿Y cómo es la vacuna española para la cual ya se han autorizado los ensayos clínicos?
- Se había desarrollado originalmente para la tuberculosis y lo que hace es 'entrenar' a tu sistema inmune innato para potenciarlo y que tu respuesta inmunológica sea más fuerte. No es específica para este coronavirus, pero se estima de utilidad en infecciones víricas similares, y se va a empezar a probar en Argentina.
- ¿En qué voluntarios se están probando las vacunas?
- Los ensayos comienzan con personas en franjas de edad que a priori no son de riesgo. Se comprueba seguridad, eficacia, dosis... en esos grupos de edad de menos riesgo y, después, ya se va ampliando a otros grupos más vulnerables, posiblemente modificando parámetros, reduciendo dosis, etc. Es el protocolo, pero también una razón por la que se alargan los tiempos y puede retrasarse todo un poco.
- ¿Es factible pensar que se puede tener una vacuna en diciembre, como anunció el ministro de Sanidad, Salvador Illa?
- Son noticias un poco exageradas. Es muy difícil que vayan a estar, incluso las vacunas internacionales más avanzadas. Hemos visto que hay ensayos que se detuvieron durante un tiempo. Esto nos muestra dos puntos clave: que los procesos de control están funcionando y se paran cuando hay un efecto adverso; y, por otro lado, que puede ralentizarse la llegada de la vacuna a la población. Lo más optimista es que para la primavera quizá haya alguna que se pueda producir. Otro factor que hace que se retrase, a diferencia de los ensayos de medicamentos, es que no tenemos grupos de estudio de "pacientes", no podemos probar si la vacuna previene la infección, con una persona ya enferma de COVID-19. Por eso entra aquí esa discusión ética de si infectar o no a los voluntarios para saber si es efectiva en la prevención de la infección. Habría estrategias para enfrentarse a este dilema, como infectarles con coronavirus atenuados (que no progresen a cuadros graves) o poner la vacuna a personas que viven en lugares de alta incidencia de contagios, ya que tendrán más probabilidad de contagiarse de forma casual.
- Es la primera vez que estamos viviendo casi al segundo cómo está avanzando una pandemia provocada por un virus nuevo, pero no partíamos de cero en cuanto a las vacunas, ya que ya teníamos conocimientos de otros coronavirus similares anteriores como el SARS o el MERS. Y hay que tener en cuenta que la investigación está avanzando a velocidades inéditas, a las pocas semanas ya teníamos secuenciado el genoma completo del virus, a principios de enero, y se puso a disposición de toda la comunidad científica, ya teníamos en enero también un kit de detección y se ha compartido muy rápido toda la información relativa a los descubrimientos que se hacían sobre el virus. Esto tiene una parte negativa y es que muchos trabajos accesibles no estaban todavía revisados y algunos resultados procedían de experimentos incorrectamente diseñados cuando se hicieron públicos. Por eso, por ejemplo, hubo noticias de fármacos que parecían la 'bomba' y luego no era así.
- ¿Entiende que haya personas que les dé miedo vacunarse de la primera que salga?
Es un recelo legítimo por los tiempos que se están barajando. Se pueden apurar determinadas etapas o fases, pero donde no se debería escatimar es en los plazos de tiempo para asegurar que la vacuna es segura y efectiva. Hay agencias reguladoras controlando que no haya casos de mala praxis en un determinado punto. Adicionalmente, una buena comunicación de todos los pasos seguidos creo que haría que se acabaran esos recelos.
- ¿La carrera geopolítica podría precipitar la llegada a la población de una vacuna antes de lo normal?
- El que salga antes de lo normal, tendría mis dudas. El hecho de que se pueda utilizar como herramienta política, seguro que sí. Esto es un asunto global, no solo de salud, con muchos intereses. Sin embargo, nadie va a poder sacar al mercado una vacuna que no es segura porque hay suficientes puntos de control de las agencias reguladoras para demostrar que es eficaz y segura. El problema está en algunos países orientales o Rusia, donde no tenemos seguridad de estos controles, o la información no es tan accesible.
- ¿Cuánto porcentaje de eficacia tiene que tener?
- ¿A quién habría que empezar a vacunar primero?
- A los grupos de riesgo: sanitarios, personas mayores, con enfermedades previas... Sobre todo, mientras no haya mucha cantidad de dosis hasta que se pueda conseguir la inmunidad de rebaño.
- ¿Cuánto tiempo tiene que transcurrir desde que se administra la vacuna hasta que se desarrollan los anticuerpos?
- Eso depende de cada vacuna. La del CIB Margarita Salas, por ejemplo, se basa en ADN, que va en un vehículo que la lleva a las células y producirá la proteína concreta, el antígeno. No se administra el antígeno directamente, sino el ADN. Esto se supone que es más rápido a la hora de generar la respuesta inmune. Otras utilizan el virus atenuado, entrenan la respuesta innata o están basadas en la vacuna de la viruela, por ejemplo. Cada una es diferente.
- ¿Qué sabe o piensa de la inmunidad de las personas que ya han pasado la enfermedad?
- Todavía no lo conocemos al 100%. Hay datos que dicen que los anticuerpos protegen un cierto tiempo y después disminuyen, eso pasa con otras enfermedades. Sin embargo, hay dos formas de inmunidad: innata y adquirida. No hay que fijarse solo en los anticuerpos, sino que estarían las células T, más complejas de medir y son las 'entrenadas' para defenderte del virus porque ya lo tienen identificado. Lo que puede ocurrir es que se pierda la inmunidad por anticuerpos, pero que las células T se mantengan más estables a largo plazo. Esto es lo que se supone. Por eso, se hablaba de que había personas que no se infectaban pero que habrían pasado otros coronavirus. Podría ser porque las células T reconocerían una parte común en esta familia de virus.
- Pero ha habido reinfectados...
- Hay muy pocos casos para poder decir que es algo representativo. Puede que muy probablemente no sea una reinfección, sino restos de virus que se hubieran quedado latentes y por alguna razón vuelvan a multiplicarse. Para hablar de reinfección habría que demostrar que ha sido por alguna cepa diferente. De darse, parece que transcurriría de otra manera más leve porque ya tienes anticuerpos. El problema de la investigación de posibles reinfecciones es el tiempo, no hay casos suficientes y no sería ético plantearse reinfectar a gente para adquirir más datos.
- ¿Qué es más importante la aparición de una vacuna o de un medicamento que controle la enfermedad?
- La vacuna es lo ideal para el sentido preventivo, si no te infectas no hay enfermedad. No obstante, hay un amplio porcentaje de estudios de reposicionamiento de fármacos, que ya se conocen para otras enfermedades y podrían ser útiles también para la COVID-19. Como se va a tardar en tener suficientes dosis de la vacuna, hay que buscar fármacos que también puedan aliviar esa presión en hospitales. En el caso del Remdesivir, se ha aprobado para un determinado rango de edades, con una sintomatología grave y con un control hospitalario. No se lo puede tomar una persona en casa.
- Con las malas noticias que tenemos en cuanto a la situación epidemiológica, ¿teme la llegada de la Navidad?
- Hay que evitar reuniones y lugares cerrados. Estar en una casa, comiendo con la familia y demás, hace que nos relajemos. Eso puede provocar el contagio, ya que ninguno sabemos quién puede tener el virus. Si no fuimos capaces de controlar el virus en verano, ahora en invierno es mucho más preocupante.