El primer fármaco específico para la COVID-19 se probará en 2.000 pacientes
El REGN-CoV-2 es un medicamento compuesto por la dexametasona, que ha dado buenos resultados en ensayos preliminares.
Los investigadores continúan trabajando sin descanso en busca de una vacuna contra la COVID-19, pero en paralelo también se afanan en encontrar un tratamiento eficaz contra la enfermedad. Tan importante es una vacuna como un medicamento que trate a personas contagiadas con coronavirus. Así, la farmacéutica estadounidense Regeneron Pharmaceuticals y la Universidad de Oxford han anunciado que el REGN-CoV-2, primer fármaco que se elabora contra la COVID-19, comenzará a probarse en pacientes hospitalizados con el fin de comprobar y evaluar su eficacia para neutralizar la enfermedad.
El REGN-CoV-2 ya ha dado buenos resultados en ensayos anteriores y ahora entrará en una tercera fase llamada ‘Recovery’ (recuperación, en inglés) en la que se probará en al menos 2.000 pacientes hospitalizados. Es el primer fármaco creado específicamente para tratar la COVID-19. “Esperamos ver si es seguro y eficaz en el contexto de un ensayo clínico aleatorizado a gran escala; esta es la única forma de estar seguro de si funciona como tratamiento para la COVID-19”, explica Peter Horby, investigador jefe del estudio y profesor de Enfermedades infecciosas emergentes y salud mundial del Departamento de Medicina de Nuffield de la Universidad de Oxford.
“Hay muchos motivos que llevan a pensar que este podría ser un tratamiento muy eficiente”, añade Marin Landray, profesor de medicina y epidemiología de la Universidad de Oxford. En los ensayos, la investigación comparará la evolución de los pacientes que recibirán el fármaco con la evolución que tenga otros enfermos a los que no se le suministrará el medicamento.
Beneficios de la dexametasona
El REGN-CoV-2 está compuesto por la dexametasona, un potente glucocorticoide sintético con acciones que se asemejan a las de las hormonas esteroides, según ha explicado la propia Universidad de Oxford. Se ha comprobado que la dexametasona procura beneficios en pacientes graves de COVID-19 e incluso la Organización Mundial de la Salud ha reconocido que es un medicamento que “aporta beneficios a enfermos en estado crítico”. Aunque eso sí, advierte de que es una solución que no debe utilizarse ni como método de prevención de la enfermedad ni cuando la persona contagiada presente síntomas leves, ya que sólo se ha comprobado eficaz para casos críticos.
La tasa de mortalidad sigue siendo alta
A pesar de que la dexametasona ha dado resultados positivos en los pacientes en estado grave, desde Regeneron Pharmaceuticals y la Universidad de Oxford creen necesaria la búsqueda de nuevos fármacos porque la tasa de mortalidad en el mundo sigue siendo demasiado alta, incluso con la utilización de la dexametasona. “El mundo necesita urgentemente nuevos medicamentos para combatir la COVID-19 y los ensayos bien diseñados para evaluar nuevas opciones de tratamiento nos ayudarán rápidamente a saber cuáles son los más efectivos”, indica George D. Yancopoulos, presidente y director científico de la farmacéutica estadounidense. Es en ese marco donde se encuadra el REGN-CoV-2, el potencial primer fármaco contra la COVID-19.
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