La CNN publicó este miércoles unas imágenes de un hospital de Río de Janeiro, en Brasil, en las que muestran dos cuerpos de víctimas mortales de coronavirus metidos en bolsas de basura tumbados junto a la cama de un paciente con la misma enfermedad. Una pantalla separa al enfermo de uno de los cadáveres, pero el otro cuerpo está a escasos centímetros de distancia. El vídeo, que ha sido tomado por el Sindicato de Enfermeras de Río de Janeiro, ha provocado una gran polémica en el país, el segundo más afectado de la pandemia con 1,1 millones de contagios y 52.000 muertes.

Otras imágenes muestran también tres contenedores, cada uno con 75 cuerpos de víctimas del coronavirus, situados en el exterior del mismo hospital. Estas no son las primeras imágenes de este tipo que se comparten desde el inicio de la pandemia, ya que en abril se publicó otro vídeo, filmado en el Hospital de Emergencias Joao Lucio, en la ciudad de Manaus, en el que se veía un total de 14 cuerpos de fallecidos por el COVID-19 tumbados junto a pacientes vivos.

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Brasil está al límite con esta pandemia, y, según los expertos, la cifra real de contagios y de muertos podría ser mucho mayor de la oficial, ya que hay muchas pruebas que no se han realizado. Dos colectivos especialmente golpeados por el coronavirus son las enfermeras y los indígenas. En el primer caso, 181 han fallecido por esta enfermedad, un récord mundial, mientras que alrededor de 15.000 han contraído el virus. En cuanto a los indígenas, hay más de 7.700 contagiados y aproximadamente 350 muertos, entre ellos el jefe Paulinho Paiakan, un líder icónico de este colectivo.

Bolsonaro, obligado por un juez a llevar mascarilla en público

La publicación del vídeo llegó unas horas después de que un juez federal obligase al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, a llevar mascarilla en público. El mandatario se ha caracterizado por cuestionar todos los consensos científicos respecto del coronavirus desde el inicio de la pandemia, criticando la cuarentena y las normas de distanciamiento social porque considera que el daño económico es peor que la enfermedad o pidiendo que se usen medicamentos contra la malaria cuya efectividad contra el coronavirus no ha sido probada. Desde este miércoles, sin embargo, deberá llevar mascarilla.

El presidente Bolsonaro no es el único político en renunciar a llevar mascarilla durante la pandemia. Dentro de su gabinete, el exministro de Educación, Abraham Weintraub, que dimitió la semana pasada, fue multado con 2.000 reales, poco más de 300 euros, por no llevar este accesorio sanitario en público.