"El repunte del consumo ha sido significativo en las provincias que entraron en la fase 1", anunció este miércoles en la sesión el Congreso para la prórroga del estado de alarma el presidente del Gobiernom Pedro Sánchez. Y lo cierto es que así ha sido. El cambio de fase ha provocado un "efecto champán", reconoce en declaraciones recogidas por Niusdiario Jorge Grandinetti, de los restaurantes barceloneses Bestial y Palmito.

Según datos del Banco Sabadell, la actividad comercial habría repuntado desde el 40% al 60% de la que había antes de la crisis sanitaria. Ese incremento se ha hecho notar especialmente en Madrid y Barcelona, las dos ciudades más pobladas del país y algunas de las últimas en entran en la fase 1.

Durante la última semana de mayo, en la capital la facturación de los restaurantes se ha disparado en un 265% respecto a la semana anterior. En el caso de la principal urbe catalana, el crecimiento ha sido de un 185% y en las cafeterías, del 63%. Y eso que según la Asociación de Hostelería de Madrid, en esta región sólo han abierto un 10% de los negocios de hostelería, dado que los que no tienen terraza aún no pueden abrir.

Subida del gasto

Además de aumentar el volumen de ventas, a la par ha crecido el valor de estas. Las facturas son ahora un 3% más altas de media que en mayo de 2019 y la cuenta promedio ha estado en unos 25 euros, uno más que en el mismo periodo del año pasado.

"Pensaba que la gente iba a tener más miedo, pero me ha sorprendido la respuesta positiva, las mesas han estado constantemente llenas", explica en Niusdiario Antonio Paredes, dueño del restaurante Campiello, en Madrid. "Ha ido bien esta primera semana. La gente lo ha cogido con ganas", cuenta José Barranco, propietario del bar De Raimundo, en el mismo medio.