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Cómo se forjó la mentalidad de Kobe Bryant: de niño a leyenda

La biografía sobre el jugador de la NBA del experto Roland Lazenby nos enseña cómo desde que era bien pequeño sabía lo que quería, y estaba dispuesto a hacer todos los sacrificios.

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Kobe Bryant
Jon SooHoo NBA

Todo está dicho sobre la estrella de la NBA Kobe Bryant. Su palmarés perfecto, su trayectoria, su vida familiar. Pero el último libro escrito sobre él ("Showboat", el apodo que le puso Shaquille O'neal) por el experto en biografías deportivas y periodista de la NBA durante los últimos 30 años, Roland Lazenby, nos da un punto de vista diferente.

Y nos habla de la mentalidad única de un Bryant que, ya de niño, pensaba diferente, a lo grande, sabía dónde quería llegar e iba a hacer todo por conseguirlo. Cómo pasó de ser un villano para muchos de sus primeros compañeros, a ser el héroe en que se convirtió después.

La biografía de Kobe Bryant sale a la venta el 13 de enero.

Una mentalidad diferente desde niño

Leyendo las más de 600 páginas de la biografía se comprende mejor la historia. Historia no sólo personal sino también profesional, de Bryant y de la NBA. Incluso de la sociedad americana. Cómo desde que era preadolescente quería ser el centro de atención, imitar el carisma de su padre, ser el centro de atención y la principal atracción en la cancha.

Desde niño sus padres vieron su potencial, y aunque tal vez se pasaran con cómo lo idolatraron y le hicieron saber todo lo que podía lograr, esas acciones tuvieron consecuencias: era muy educado, era muy refinado, era constante en todo lo que emprendía y eso le llevó a pronunciar frases que a muchos les hacía dudar de su cordura, pero nada más lejos de la realidad. 

Quería ser el mejor, e iba a trabajar para conseguirlo. Iba a trabajar mucho. Sí, él decía que le esperaba la grandeza, y fue verdad. Algo que su familia dice que su bisabuela había predicho. ¿Perdió mucho por el camino? Sí, hasta a su familia. 

Cómo era de adolescente

Siempre desafiante, siembre buscando nuevos retos, siempre queriendo jugar no sólo al límite sino también entrenar al límite, siempre queriendo saber hasta dónde su cuerpo y su mente podían llevarle, algo que sorprendía a sus compañeros y entrenadores, incluso a los 13 años.

¿Su cerebro parecía diferente? Sí, abierto a todo lo que le rodeaba. Y sacó a relucir según crecía lo que algunos entrenadores han llamado "carácter alfa". Era el que tenía una ética del trabajo más elevada y una mentalidad abierta a todo lo que sucedía.

Y si de joven jugador en el instituto era un líder, a su coronación tras la lesión de Shaquille O'neal y convertirse en el centro de todas las miradas. Había llegado su momento. Y ante Michael Jordan.

Se acaba de convertir en una estrella donde el dinero era una constante. Y sólo era 1998. Pero llegó la ruptura, que le hizo ver la vida de otra manera. Dejó de vivir con sus padres, empezó a tener amigos, porque hasta entonces estaba solo. No podía hablar de verdad con nadie. Y tampoco hacer una vida de un joven que sale con chicas. De hecho, una imagen define el cambio de rumbo que empezaba, se mudó, cerca de sus padres, construyendo una escalera que unía ambas casas... y que nunca se usó.

La retirada de Michael Jordan

Le influyó. Pero no porque quisiera ser él, sino porque quería ser mejor que él. Nadie conseguía detenerlo, ni convencerlo para que aflojara el ritmo. Las cosas se iban a hacer a su manera. "Simplemente, quiero dominar", fue una de sus frases.

Lesiones y soledad

2007 fue cuando más solo se sintió, su cuerpo empezó a pasarle factura y algunos compañeros tiempo después comentaron que fue "el precio que tuvo que pagar por su grandeza". Pero este hecho también le enseñó algo, a afrontar las lesiones, la soledad, el aislamiento, los cambios, adaptándose y avanzando. Incluso enfadado. Pero siempre volvía.

Despedida en la cancha

"No puedo creer lo rápido que han pasado 20 años". Había luchado por ser el mejor durante toda su carrera, y lo había conseguido. "La Mamba se va", una camiseta histórica, una frase única. Un legado para siempre que sirve de inspiración a muchos deportistas. No es una mentalidad que se pueda coger e imitar, es algo innato. Y el hecho de haber sido una figura única jugando permiten que esa personalidad se vea reforzada.

Se puede aprender mucho del legado de Kobe Bryant, desde pequeño hasta adulto. Incluso en sus peores momentos. Y, sobre todo, se puede imitar su determinación, su constancia, y el haber madurado hacia una persona diferente, histórica, sí, como el quería. Pero con una admiración que ha sobrepasado cualquier límite tras su trágico fallecimiento junto a su hija y siete personas más el 27 de enero de 2020.