Una buena alimentación, la parte más importante de la prevención de la diabetes
La dieta mediterránea está siendo estudiada en diferentes estudios en todo el mundo como una herramienta clave, la llamada Nutrición de Precisión, para prevenir enfermedades.
La diabetes es una enfermedad multifactorial sobre la que inciden factores modificables (como la dieta y la actividad física) y no modificables (como la genética y la edad). A nivel poblacional tanto los factores modificables como los no modificables tienen un peso equivalente, pero a nivel individual esta relación varía tremendamente; así, mientras que en algunas personas la genética puede tener un peso mucho mayor en otras los factores ambientales (como la dieta) pueden ser más determinantes.
Pero, además, la diabetes tiene un fuerte componente genético (conocido como heredabilidad), habiéndose identificado hasta el momento más de cien genes asociados con el riesgo de desarrollar diabetes. Como ha explicado el doctor José Mª Ordovás en el transcurso de la mesa redonda que ha cerrado el XXXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED), “en algunos individuos la carga genética (el número de variantes genéticas de riesgo que tienen en su genoma) es elevada, mientras que en otros es baja; en el primero de los casos el riesgo de que padezcan diabetes es muy alto, y no así en los segundos”.
Una buena alimentación, clave contra la diabetes
Sin embargo, según ha matizado el experto desde su centro de investigación en Boston, “incluso si el riesgo genético es alto, es posible evitar la aparición de diabetes mediante una dieta apropiada, un control cuidadoso del peso y un plan de actividad física personalizado que contribuya a mantener o recuperar un peso saludable”. Además, añade, “es muy importante la calidad y cantidad de sueño, ya que la falta de descanso (bien sea por pocas horas o por mala calidad) se asocia con un riesgo mayor de desarrollar enfermedades”.
En este ámbito resulta especialmente prometedora la experiencia que está acumulando su grupo de investigación, que está utilizando recursos de inteligencia artificial para identificar la respuesta individual a la dieta, “para así llegar a poder recomendar la dieta mas apropiada a una persona para prevenir la diabetes o sus consecuencias”.
En este contexto, y como ha señalado el Director de Nutrición y Genómica en la Universidad de Tufts, “tampoco hemos de olvidarnos de la microbiota”. Se ha demostrado que una flora bacteriana poco saludable es responsable de un gran número de enfermedades, entre las que se encuentran la obesidad y la diabetes. Por eso, “el empleo de prebióticos y probióticos puede ser relevante en aquellas personas con una microbiota desequilibrada, un trastorno que es mucho más frecuente entre las personas mayores”.
La dieta mediterránea: estudiada a nivel internacional
La dieta mediterránea es uno de los factores ambientales que está mostrándose como más relevante en las denominadas interacciones gen-ambiente. “Estamos viendo cómo personas con la misma susceptibilidad genética desarrollan o no diabetes según tengan o no una mayor seguimiento de la dieta mediterránea”, ha informado la doctora Corella. Por este motivo, la investigadora del CIBEROBN y catedrática de Medicina Preventiva en la Universidad de Valencia recomienda seguir en todos los casos la dieta mediterránea, y con un especial énfasis “en aquellas personas que genéticamente sean más susceptibles para aquellas variantes genéticas que mejor responden a este tipo de dieta”.
En personas que poseen variantes genéticas que confieren mayor riesgo de diabetes, o de otras enfermedades, el mayor cumplimento de una dieta mediterránea consigue disminuir su riesgo genético inicial de diabetes (o de otras enfermedades relacionadas) y neutralizarlo, o al menos retrasar unos años la aparición de la diabetes. “Esto es importante para intensificar más los esfuerzos de recomendaciones preventivas con dieta en estas personas, y formaría parte de lo que denominamos Nutrición de Precisión”, ha afirmado Corella.
Entre otros aspectos, se están estudiando los factores genéticos que se asocian con mayor riesgo de diabetes, ya que cada vez se conocen más genes asociados con diabetes y aumentar la complejidad del cálculo de las denominadas puntuaciones de riesgo genómico. Paralelamente, investigan cuales de estas variantes genéticas tienen determinismo genético o se pueden modular por la dieta en general o por la dieta mediterránea en particular. También investigan la influencia que pueden tener otros factores, como el sexo, la edad, la actividad física, el sueño o la obesidad.
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