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Empezar a correr en verano: ¡por qué no!

Pese al calor, si te organizas bien, empezar a correr en verano puede ser el momento perfecto. Motivación, días libres, vacaciones a lo mejor, y unos consejos de expertos para no morir en el intento.

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Tras el fin del Estado de Alarma, el fin del confinamiento, y la llegada del verano, muchos han visto en hacer deporte al aire libre una manera de expandirse, de volver a la actividad y de conectar no sólo con la parte física, sino también con la mental. 

A pesar de que estemos en verano, y el calor es horrible por momentos, empezar a correr en verano tiene también sus ventajas. Eso sí, debes elegir las primeras horas del día o las últimas, hidratarte muy bien, llevar prendas transpirables y de algodón, y planificar muy bien la ruta para evitar accidentes o lesiones y, sobre todo, estar localizado para evitar cualquier problema.

Empezar a correr en verano: lo que debes tener en cuenta

La importancia de un buen descanso: "Imprescindible seguir las recomendaciones de sueño, preferiblemente entre siete y ocho horas. Un mal descanso puede pasar factura a nuestro rendimiento, aumentando el riesgo de sufrir posibles lesiones. Además, el sueño hace que liberemos la hormona de crecimiento, acelerando la recuperación después de un esfuerzo considerable. Un sueño suficiente en cantidad y calidad permite que sea totalmente reparador, disminuyendo la fatiga, mejorando la coordinación e incrementando la resistencia", explican desde Clínicas Dorsia.

Alimentación saludable: no sólo porque vayas a realizar un esfuerzo considerable, sino también por la época en la que estamos, y que tal vez arrastremos algún kilo de más. "No hay que olvidar la importancia de una alimentación adecuada acorde al desgaste calórico al que nuestro cuerpo se verá sometido. El equipo de nutricionistas de Clínicas Dorsia recuerda que es muy importante que la dieta sea lo más variada posible, con productos de temporada frescos, y evitando, en la medida de lo posible, los precocinados. Asimismo, resulta de vital importancia la hidratación tanto durante la actividad física como el resto del día. Al menos dos litros de agua, sin contar otros líquidos y evitando bebidas carbonatadas azucaradas", recalcan.

Descanso activo: Si vas a empezar, hazlo bien, intenta salir tres días a la semana, y cuando no estés corriendo, realiza otros ejercicios, ya sean de fuerza para "tonificar otras zonas como la espalda, los brazos o el abdomen, o simplemente combinarlo saliendo a caminar", pero muévete, explican.

Estirar antes y después: Siempre, siempre, siempre. "No te lances a la carrera sin más y recuerda realizar estiramientos antes y después de tu sesión de running. De esta manera el cuerpo se prepara para la actividad física y hacemos más efectivo el ejercicio, evitando sobrecarga muscular, ya que los estiramiento previenen lesiones, calambres, y contracturas, reduciendo la tensión muscular. Además, facilitan una recuperación más rápida y contribuyen a mejorar la flexibilidad muscular", añaden.

No fuerces: "Si crees que el esfuerzo se centra única mente en las subidas, te equivocas. Las bajadas son todo un desafío que no debes pasar por alto. No subestimes estos tramos ya que runners habituales aprovechan las zonas de bajada para ir más rápido. Procura no imitarles y ve decreciendo tu velocidad poco a poco o correrás el riesgo de sufrir desgarros musculares. Antes de salir a la calle, traza un mapa de tu recorrido, con bajadas moderadas que no requieran de gran esfuerzo o técnica, al menos al principio", evitarás lesiones, sobre cargas. Adapta el recorrido a tu ritmo, sin prisa. Se trata de empezar y no parar.