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¿Cómo distinguir una gripe de un resfriado?

Los centros de salud se llenan estos días de consultas realacionadas con el frío pero gripe y resfriado son diferentes en intensidad y duración.

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Una mujer se tapa la boca y la nariz por el frío ante el temor a coger un resfriado o la gripe.
Spencer Backman Unsplash

Cuando llega el invierno y el mercurio baja del cero los ambulatorios se llenan. Personal de enfermería y doctores ven llamar a su puerta a numerosos afectados por el frío que en gran parte no saben si su padecimiento es por la gripe o por un resfriado. Así lo confirman con resignación quienes les van a repetir que el resfriado es de menor duración, intensidad y apenas hay casos con fiebre.

La confusión habitual entre resfriado y gripe se debe a síntomas comunes. Los enfermos sufren congestión nasal, una abundante mucosidad, dolor en la garganta y una perceptible perdida de apetito. Pero el peligro y el alcance son muy diferentes.

¿Fiebre alta, malestar intenso y escalofríos? Es gripe

Para empezar, el enfermo de gripe puede estar hasta tres semanas afectado por la infección respiratoria causada por un virus. El ataque al organismo afectará a nariz, garganta y pulmones, aunque puede derivar a otras zonas por efecto del malestar general. Los síntomas de la gripe son diversos, pero suelen concurrir la fiebre alta (entre 39 y 41 grados de temperatura corporal), escalofríos, dolor de cabeza, mareos, dolor muscular y articular, tos seca, decaimiento, naúseas y vómicos, fatiga, estornudos y las mecionadas molestias en la garganta, dolores musculares y una mucosidad transparente que se desarrolla en forma de goteo.

Mientras que el resfriado apenas dura unos días, los síntomas de la gripe duran semanas y eso hace que se sucedan diferentes fases aunque sea de sintomatología súbita. Los dolores musculares y la fiebre alta pueden durar entre 3 y 5 días, mientras que la tos puede extenderse hasta el final de la enfermedad. En el caso de los ancianos suele presentar más síntomas respiratorios mientras que los niños pueden tener problemas digestivos.

La vacuna de la gripe

No obstante, el personal sanitario se enfrenta a otro problema relacionado con la gripe más allá de su distinción del resfriado común. La prevención se ha convertido en un caballo de batalla por culpa de la confusión. Recomiendan vacunarse a mayores de 65 años, niños pequeños, mujeres embarazadas, compañeros sanitarios o cuidadores de alto riesgo y a quienes sufren afecciones crónicas, diabetes, asma o problemas de sistema inmunitario. Los científicos presentan el dato de que la vacuna es efectiva entre un 50 % y un 80 % para evitar las complicaciones por la gripe (la neumonía, por ejemplo) mientras que los reticentes recurren a un historial impoluto de contagios porque siguen confundiendo gripe y resfriado.

Con todo, los profesionales de la salud insisten en las medidas preventivas más allá del pinchazo. Lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto con contagiados es esencial. Si ya se ha contagiado lo que debe hacer es cubrirse la boca cuando vaya a estornudar o toser, evitar tocarse la cara y a otros. Así no tendrán que vivir días de cama, descanso, recibir fármacos y beber mucha agua. Eso sí, en caso de duda siempre deben preguntar un profesional. Los médicos repetirán la lista de recomendaciones y saldrá de dudas sobre si es gripe o resfriado.