Con la llegada de las altas temperaturas no es extraño que los pies sufran como consecuencia de los efectos del calor, por lo que conviene no desmerecer el cuidado de una parte tan importante de nuestra anatomía que puede verse dañada de diferentes formas. Hinchazón, grietas, heridas o mal olor son alguna de las consecuencias de no prestar la suficiente atención a nuestros pies, pero afortunadamente existen algunas pautas que pueden ayudarnos.

Como asegura Noelia Chaqués, podóloga del Hospital Vithas Nisa Virgen del Consuelo de Valencia, la elección del calzado, la visita a un especialista o una correcta hidratación se encuentran entre los aspectos a tener en cuenta si no queremos “poner en riesgo la salud del pie”. Por ello, recomienda tener en cuenta lo siguiente:

• Es recomendable que el calzado sea de piel y transpirable, lo que permite que el pie no se recaliente y de esta forma evitar la aparición de hongos y otros problemas dérmicos, así como el exceso de sudoración o la aparición de uñas encarnadas.
• Hay que evitar los materiales sintéticos de tela o plástico que favorezcan un exceso de sudoración ya que en el caso de que el calzado no sea confortable y el pie no esté adecuadamente tratado e hidratado, aparecen las dolorosas ampollas o rozaduras
• Se debe limitar el uso de zapatillas a la práctica deportiva. Este tipo de calzado facilita la sudoración y el recalentamiento del pie, siendo un buen caldo de cultivo para los hongos.
• El calzado debe de sujetar bien el pie, por empeine y talón, y evitar las de tipo manoletinas o mocasín.
• Los calcetines deben de ser más finos y de algodón, y sobre todo evitar las fibras sintéticas.
• El calor normalmente acentúa el dolor en juanetes y dorso de los dedos o propicia la aparición de helomas interdigitales (ojos de pollo) entre los dedos. Es fundamental que el podólogo elimine posibles durezas, helomas u otras patologías dérmicas que existan, así como dar el tratamiento adecuado para evitar las grietas en los talones.
• Es importante el cuidado diario en casa a nivel de hidratación y la ingesta de agua para mantener la dermis hidratada. Debemos hidratar todo el pie exceptuando la zona interdigital.
• También es recomendable una buena higiene en las uñas, mantenerlas siempre bien cuidadas, cortadas y limpias.
• A la hora de elegir esmalte, es conveniente tener cuidado para que las uñas no se amarilleen y poner siempre un protector base antes de pintarlas.
• La bromhidrosis, la afección propiciada por bacterias que generan el mal olor de los pies, se ve acentuada en primavera por la humedad y el calor también es caldo de cultivo de estas bacterias, por ello es muy importante realizar una higiene diaria de pies, utilizar un jabón neutro o antibacteriano.