Por salud y por una advertencia de su mujer. Puede que incluso más por lo segundo que por lo primero pero el caso es que Gordon Ramsay, el mediático chef británico de 52 años, tomó una de las decisiones más sabias de su vida hace aproximadamente 6 años, cuando pesaba 115 kilos. Y es que, azuzado por su mujer Tana y por la muerte de su padre a los 53 años a causa de un ataque al corazón, el británico decidió darle una vuelco a su vida.

“Pesaba 115 kilos y era evidente que tenía sobrepeso. Parecía un saco de mierda. Miro las fotos de aquella época y pienso: ¿Cómo se quedó Tana? Porque ella es muy hermosa y siempre ha estado en forma. Y allí estaba ella, metiéndose en la cama con un maldito gordo. Tenía miedo de perderla. También influyó mucho la temprana muerte de mi padre, lo que me recuerda a diario que debo estar en forma”, aseguraba Ramsay en una entrevista al Daily Mail haciendo gala de su particular carácter.

También reconocía que el ritmo de vida que llevaba era insano. Entre los diversos shows de televisión en los que participa (Hell's Kitchen, MasterChef, Pesadilla en la Cocina o diversos documentales) y sus restaurantes, era cuestión de tiempo que tuviera un serio problema de salud o de adicciones. “No quiero que mi industria me mate. Estrés, suicidio, obesidad o la adicción a la cocaína son alguno de los problemas a los que muchos chefs de alto nivel se enfrentan”, explicaba el británico, motivo por el cual dejó cocinar a diario y se dedicó más a labores de supervisión.

Entrenamiento militar

Una vez que fue consciente de que necesitaba ponerse en forma, Gordon Ramsay contrató los servicios de un entrenador personal, Will Usher, ex militar británico enamorado del triatlón, con el que todavía trabaja, que consiguió contagiar su pasión por ese deporte al chef, además de marcarle una completa rutina de entrenamiento. Usher puso a Ramsay un feroz régimen de estilo militar que incluía natación de larga distancia, running, remo, trabajo de core y musculación, tres entrenamientos vertiginosos en una bicicleta de gimnasio cada semana y una carrera dominical de 75 kilómetros.

Así fue como Gordon Ramsay logró perder 25 kilos y mejorar su estado físico para empezar a competir habitualmente en maratones, diversos triatlones e incluso participar en pruebas de ironman. Con mucho ejercicio y también con una alimentación saludable y equilibrada, como no podía ser de otra forma tratándose de un chef de reconocido prestigio. Y con un secreto: beber mucha agua. "Bebo un par de vasos antes de comer porque te impide comer un tercio más. Te sientes mejor, pero comes menos”, concluye.