Hace un año se convirtió en el hazmerreír en redes sociales por su sobrepeso. Antes del mundial de Rusia llegó a ofrecerse a Héctor Cúper para jugar con Egipto tras perder 37 kilos. Hoy, a sus 36 años, Ahmed Hossam, conocido por Mido, es el entrenador del Al-Wehda FC de Arabia Saudí y ha recuperado su figura. En apenas un año, aquella inocente reunión con amigos que desató las chanzas se convirtió en su principal motivación para acometer su transformación física.

"Pesaba 150 kilos y llegué a un punto en el que no podía andar 30 metros. Si lo hacía, empezaba a sentir dolor en la espalda, articulaciones y rodillas. Recuerdo que un viaje en barco hace cinco meses fue el punto de inflexión en mi vida. Fondeamos cerca de una isla y debía recorrer una distancia de 300 metros por la arena a pleno sol. Y no pude caminar. Tuve que sentarme durante 30 minutos. Tenía solo 34 años. Ese fue el momento en que se encendió la alarma", explicó a The Guardian en junio pasado cuando ya había iniciado su puesta a punto.

“He perdido 37 kilos. Me quedan 15. Gracias a todos los que me criticaron y a los que se burlaron de mí. Me habéis cambiado la vida, me hicisteis cambiar mi estilo de vida y habéis logrado que me cuide más. Gracias a todos los que me habéis ayudado a reiniciar mi camino de nuevo”, aseguraba poco antes de esa entrevista con el medio británico en sus perfiles sociales.

El cambio radical de Mido, en un documental

Y hoy, un año después de aquella imagen que lleva grabada a fuego y que le sirvió de motivación, Mido está en plena forma gracias a la ayuda de Aly Mazhar, un reconocido entrenador egipcio de fitness con el que el ex futbolista ha grabado un documental llamado ‘MidoxAly’ para dejar constancia de todo el proceso.

Ha sido un año muy intenso en el que el ex futbolista de grandes clubes como Ajax, Celta de Vigo, Olympique de Marsella, Roma, Tottenham o Middlesbrough, ha tenido que hacer grandes sacrificios. Atrás quedaron los excesos. Después de una exigente rutina de entrenamiento y de un estricto control de su dieta, Mido ha recuperado la sonrisa. Y ya no tiene que detenerse media hora para completar un recorrido de 300 metros.