Su nombre es Marga Crespí, medallista olímpica en Londres 2012 en natación sincronizada. Y hace apenas unas horas ha confesado el duro drama que ha vivido a nivel personal y cómo tuvo que huir de su familia.

Crespí encontró en la natación sincronizada su modo de escapar de un padre que le hizo la vida imposible, que le obligó a separarse de su madre, y que le hizo sentirse sola, sentir que su vida no valía, amenazada a diario, y encontró en el deporte su vía de escape.

Una vida que describe violenta, humillada, y en la que ha querido contar su historia para que otras mujeres no pasen lo que su madre pasó.

Ahora vive en Las Vegas, realiza exhibiciones y espectáculos en el mismo medio que le sirvió para evadirse y convertirse en una campeona olímpica. Su mensaje es claro:

El deporte siempre es una vía de escape, es una opción que los niños y los adolescentes buscan para no sólo huir como este caso, sino para conseguir forjarse un futuro. Crespí ha dado la vuelta a su vida, ha ganado una medalla olímpica y ahora vive de su experiencia. Por eso es tan importante que los niños practiquen deporte, superen sus miedos, sus situaciones y se agarren con fuerza, cuando todo va mal, a una tabla de salvación fuerte y que les puede cambiar la vida.