El glisofato es un herbicida al que los ecologistas califican de cancerígeno y la UE ha permitido seguir utilizándolo hasta 2022. Brasil acaba de levantar el veto contra él pero es uno de los ingredientes que siempre aparece en el trabajo de la gigantesca Monsanto.

De hecho, ha sido histórico ver como un paciente con cáncer terminal ganaba un juicio contra Monsanto, Dewayne Johnson, tras el dictamen de la jueza de que la compañía debía pagar a la víctima 250 millones de dólares por daños y 39 millones más como compensación. Y es así porque la acusación contra Monsanto decía que era causante del LNH, linfoma no Hodgkin, al no señalar adecuadamente sus efectos. Y el glisofato es un herbicida habitual para el cultivo.

El glisofato y Monsanto

En julio, se encontraron rastros de este ingrediente en cereales para niños, en el herbicida Roundup, de Monsanto. Las pruebas revelaron que el glifosato, uno de los ingredientes activos del herbicida, estaba presente en 43 productos derivados de la avena que vigilaba la organización Environmental Work Group.

En abril se filtraron correos electrónicos de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) y que revelaban que científicos habían encontrado glifosato en una gran variedad de alimentos de uso diario, siendo casi imposible identificar alguno sin la presencia de este químico.

El glisofato en España

En España los ecologistas han pedido en reiteradas ocasiones que este herbicida sea considerado cancerígeno por la UE, pero ésta ha dictaminado que todavía se puede utilizar. La fecha límite que han puesto es 2022.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer sitúa el glisofato en el grupo 2A de su clasificación de alimentos posiblemente cancerígenos o con elementos.

Según un estudio, de momento hablamos de posible relación y de posible relación con el cáncer a largo plazo, pero este informe en cambio dice lo contrario, no encuentra su relación con la alimentación y el cáncer a través del glisofato.