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NUTRICIÓN

Un secreto (y un poco de sentido común) para perder peso tras las vacaciones

En verano abandonamos muchos de nuestros hábitos y es necesario tener en cuenta una serie de cuestiones para adelgazar tras los excesos.

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El verano es el momento ideal para la desconexión y el descanso, pero también supone un paréntesis en aquellas rutinas y hábitos que seguimos a rajatabla durante el resto del año. Desde el ejercicio físico a la alimentación, durante el periodo estival dejamos a un lado lo que nos conviene y solemos cometer más de un exceso que más tarde querremos subsanar.

Por ello, Carolina Pérez y Rocío Práxedes, expertas en nutrición del Hospital Quirónsalud de Torrevieja, comparten unas pautas para que la vuelta de las vacaciones tras el verano venga acompañada de un poco de sentido común para perder esos kilos de más que se han venido con nosotros en la maleta y que no sabemos cómo deshacernos de ellos. La doctora Carolina Pérez asegura que cuando estamos de vacaciones “muchas veces nuestro tránsito intestinal no funciona tan regularmente como desearíamos, además de que la ingesta de grasa se aumenta y la de fibra muchas veces disminuye".

"En verano no llevamos un control en las comidas, comemos con más sal, a deshoras, con menos fibra, dejamos de practicar ejercicio con asiduidad, etc. Esto nos puede hacer que suframos retención de líquidos, lo que hace que aumentemos de volumen de manera considerable, haciéndonos sentir hinchados, pesados y molestos", añade la experta en nutrición.

7 recomendaciones y 1 secreto

Así pues, con unas sencillas pautas llenas de sentido común y un pequeño secreto, como asegura la especialista en nutrición de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud, Rocío Práxedes, podemos recuperar nuestra figura antes de lo previsto:

1. Es importante, debido a nuestro ritmo biológico, que comamos siempre a las mismas horas y evitar pasar más de 3 ó 4 horas sin ingerir nada. Y retomar la pauta nutricional de tres comidas principales y dos tentempiés a media mañana y a media tarde.

2. En la medida de lo posible hay que evitar cenar tarde para ayudar a que el ciclo del sueño se retome y se realice correctamente, ya que hasta volver a generar el hábito es normal encontrarse cansado.

3. Debemos evitar abusar del café, té o refrescos excitantes, ya que son estresores nutricionales y engordan porque activan el cortisol y la insulina.

4. Llevar la dieta mediterránea a rajatabla. Debemos incorporar alimentos procedentes de la tierra como las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales, frutos secos y el aceite obtenido de la aceituna, además de productos del mar y promover el consumo de productos frescos, locales y de temporada.

5. Equilibrar las raciones de carne y de pescado. El año pasado comimos de media, casi seis raciones de carne por semana, y tan sólo tres raciones de pescado.

6. Recuperar las cinco raciones al día de frutas, verduras y hortalizas. Nuestro consumo diario es de algo más de 500 gramos, cuando la recomendación de los organismos sanitarios es de al menos setecientos gramos.

7. Abandonar el sedentarismo y hacer ejercicio físico. Es algo tan obvio que no haría falta recordarlo si no se nos olvidara continuamente. Todo depende de nuestro estado y posibilidades pero puede bastar con algo tan sencillo como caminar rápido.

8. El secreto: tomar en ayunas un vaso de agua templada con limón para alcalinizar el organismo y mejorar el tránsito intestinal con el fin de eliminar toxinas de forma eficiente, ayudar a bajar la hipertensión, depurar el hígado y ayudar así a perder los kilos de más que se hayan podido adquirir durante las vacaciones de verano.