¿Haces 300 abdominales al día y aun así no consigues lucir tableta? Permíteme un consejo: estás perdiendo el tiempo. Es como si yo quisiese lucir un brazo más tonificado machacando el bíceps todos los días, cuando lo que realmente importa para lucir un aspecto más fibroso y definido es la alimentación y el ejercicio cardiovascular.

Hay muchos factores a tener en cuenta, más allá de ejercitar el abdomen. Hay que “trabajar la cocina”, como dice ese famoso dicho en inglés: “Abs are made in the kitchen”. Nada más lejos de la realidad, si no consigues tener esos abdominales que tanto te gustaría, es porque encima tienes una capa de grasa que primero has de perder para que se vean. No se trata de hacer más y más ejercicios de abdominales en el gimnasio, sino de una nutrición correcta, acompañada de ejercicio cardiovascular.

Para conseguir entrar en un estado de quema de grasa (lo realmente necesario para lucir una musculatura con definición), necesitaremos un balance calórico negativo. Para hacerte una idea, calcula a grandes rasgos los alimentos que has comido últimamente y hazte una idea de que deberías cortar al menos la ingesta de 300 o 400 calorías diarias, siempre y cuando hayas calculado previamente con un nutricionista tu metabolismo basal. Por supuesto, ya puedes ir olvidando las pizzas, la bollería industrial, los fritos, los productos ultraprocesados…

Aunque parezca contraproducente, no puedes eliminar las grasas de tu dieta aunque estés buscando quemarlas a toda costa. Siempre se han considerado un nutriente nocivo para nuestro cuerpo, pese a que últimamente se han reconsiderado sus supuestos efectos nocivos. En su justa proporción son muy beneficiosas para nuestra salud y no solo eso, hay grasas que ayudan a quemar grasa. Es el caso de los ácidos grasos omega 6 y omega 3, que se encuentran en aceites vegetales, frutos secos, determinados tipos de pescado o semillas de lino.

Otro punto importante para conseguir perder grasa es el entrenamiento de fuerza y el ejercicio cardiovascular: puedes ir a correr, andar rápido al aire libre, usar la bicicleta, nadar… Hay personas que prefieren hacer ejercicio suave o de intensidad moderada durante más tiempo (40-60 minutos) y otros a los que les apasiona la modalidad HIIT (ejercicio de alta intensidad mediante intervalos en un periodo más breve de tiempo, 20-30 minutos).