Bromhidrosis o el problema de tener mal olor corporal
Sí, tener bromhidrosis es sinónimo de mala suerte. Si alguien te ha dicho alguna vez que hueles mal, deberías plantearte si tienes este problema y acudir a un dermatólogo.
La bromhidrosis no es un plato de buen gusto. A nadie le gusta oler mal, ya que puede afectar de forma muy negativa a su autoestima y a sus relaciones sociales. Se trata de una enfermedad, y si en alguna ocasión alguien te ha dicho que hueles mal, o te lo repiten en demasiadas ocasiones, quizá deberías visitar a un dermatólogo para que no te perjudique y puedas llevar una vida completamente normal.
Pero, ¿por qué se produce la bromhidrosis? El problema principal radica en un mal funcionamiento de las glándulas apocrinas, situadas en el pecho, las axilas y los genitales. Y no, el problema no es de falta de higiene, como podríamos pensar. Cuando la secreción de las glándulas apocrinas da lugar a la formación de sudor y este entra en contacto con las bacterias de la piel, la descomposición genera ácido graso y amonio, responsables del mal olor característico de las personas que sufren esta patología.
Según explicó el dermatólogo Manuel Fernández a Efesalud, “puede estar siendo generado por causas metabólicas, por ejemplo la diabetes; enfermedades de tiroides, alteraciones en la glándula suprarrenal, entre otras. También hay fármacos que lo producen como algunos antidepresivos”.
Todo el mundo tiene glándulas apocrinas, y presenta algún determinado grado de olor en las axilas y en la ingle. Algunas personas, sin embargo, tienen un mayor olor corporal, y resulta difícil de controlar. Hombres y jóvenes que se encuentran en el periodo inmediato a la pubertad son el grupo con mayor incidencia de bromhidrosis.
Los estudios demuestran que las personas con mal olor corporal son aquellas que presentan un mayor número de glándulas apocrinas. En estos individuos, las glándulas también tienden a ser más grandes que en las personas que no tienen las axilas malolientes.
Los casos más graves son aquellos en los que se combina la bromhidrosis con la hiperhidrosis, que es otra patología caracterizada por sudar en exceso. Ante esta tesitura, lo más recomendable es el tratamiento con toxina botulínica, iontoferesis (un tratamiento que se realiza durante varias sesiones semanales de 30 minutos) o incluso cirugía para extirpar las glándulas sudoríparas, en el caso de que el resto de tratamientos no haya sido efectivo. Asimismo, los expertos recomiendan el uso de jabones con germicidas para acabar con las bacterias de la piel, antibióticos tópicos en lugar de cremas hidratantes, y la depilación, ya que el vello acentúa la producción de sudor.
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