Igual que los surfistas en el agua, los ciclistas también se ven expuestos a ataques de animales diversos. Tanto es así que en AS Acción hemos visto a un oso atacando a toda velocidad a un rider de MTB Downhill, a un leopardo saliendo de la nada para llevarse por delante a un ciclista, a un reno atropellando en pleno descenso, a un toro embistiendo a un biker e incluso a varias urracas ensañándose con un ciclista.

El último vídeo de este tipo que se ha convertido en viral es el de un ciclista paseando tranquilamente por el monte con su e-MTB. En un momento dado, en el sendero nevado por el que va, se escuchan ladridos de unos perros que no tardan en aparecer a toda velocidad e ir a por él.

En concreto se trata de tres cachorros que le rodean y empiezan a morderle por ambos lados en brazos y piernas. "Quitarme los cachorros de encima, por Dios, ¡tienen que controlar a sus perros!", exclama. Entonces, los amos -el señor y la señora de la chaqueta amarilla reflectante- reaccionan al fin (primero igual pensaban que iban a jugar) e intentan quitárselos de encima. De primeras, pero, solo consiguen más nervios y agresividad. Finalmente consiguen retenerlos, no sin recibir también su dosis de mordicos. Una vez están más calmados, con el ciclista todavía resoplando de la tensión, se van con un simple "lo siento", a lo que la víctima, bicicleta eléctrica de montaña en el suelo, les suelta un "¿Disculpas? Creo que necesitaría algo más que un lo siento...". Pero allí termina el vídeo.

Lo cierto es que en redes sociales no ha tardado en abrirse debate. Ante tanto comentario, desde parte de la comunidad ciclista coinciden en señalar los perros como uno de los principales peligros para los practicantes del MTB. Aunque servidor solo ha recibido algunos ladridos, son muchas las personas que comentan el post con experiencias personales de este tipo: "Es habitual que te salgan por cualquier lado y te quieran morder". Ante lo que proponen "demandar a los dueños" y parece que coinciden en señalar la mejor opción en estos casos: "Bajar de la bici, usarla como escudo y arrimarse a un árbol o una cerca que te cubra la espalda mientras gritas para que venga ayuda o los dueños".