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Ataques de urraca: un ciclista descubre cómo evitarlos

Los ataques de urraca australiana son muy habituales en el mundo del MTB. Tras varios intentos fallidos, un ciclista parece haber encontrado un repelente.

Una urraca despliega sus alas volando cerca de la cabeza de un ciclista, equipada con un casco de MTB y unas largas bridas negras que salen de su cabeza, con el cielo al fondo, en Australia.
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Los ataques de urraca son un auténtico dolor de cabeza -nunca mejor dicho- para los ciclistas australianos. Salir a realizar una ruta en MTB y volver con picotazos en la cabeza, cuello o espalda es de lo más habitual. Tanto es así que hasta existe una página -Magpie Alert- dedicada registrar dichos ataques, incluyendo un mapa sobre dónde se han registrado dichos incidentes y su gravedad.

Al parecer, la mayoría de ataques de urraca se producen en la costa este y sureste de Australia, así como en el prelitoral. Y para hacerse una idea de la magnitud del asunto, en lo que va del 2021 (todavía quedan 3 meses) se han registrado más de 4.000 ataques que han acabado en casi 500 heridos. El 70% de los ataques los reciben los ciclistas.

La mayoría de heridas son leves, lo que ocurre es que en algunas ocasiones, fruto del desconcierto que genera el ataque y los intentos para evitarlo, se producen caídas o choques derivados de los mismos. Así, hemos visto en alguna ocasión a un niño correr atemorizado por una urraca o incluso ataques fatales, como el de un piloto de MTB que acabó estampado contra un poste y falleció.

Es en este contexto en el cual un ciclista ha estado probando varios métodos por si es inevitable pasar por una zona donde aniden urracas. Primero, algunos intentos fallidos con unos ojos grandes en el casco o papel de regalo colgado de su mallot. Y finalmente, unas grandes bridas saliendo en todas direcciones desde su casco. Con un resultado sorprendente: aunque siguen acercándose para atacar, no acaban de encontrar la manera de hacerlo...

Según el propio portal especializado en los ataques de urraca, estas aves atacan porque se sienten amenazadas por los ciclistas (o runners) cuando estos pasan cerca de sus nidos y a la velocidades que lo puede hacer alguien que esté practicando mountain bike. Siguiendo su instinto de madres protectoras, no dudan en defender a sus pequeños. Así que id con cuidado (y unas bridas en el casco) si vais en bici por Australia y, ante todo, mantened la calma y la vista en el sendero.