¿Qué fue de... Robert Millar, el rival de Perico Delgado que ahora se llama Philippa York?
El escocés fue uno de los mejores escaladores de los 80's y un pionero del ciclismo británico. Protagonista de la inolvidable Vuelta 1985, de la que se cumplen 36 años.
En la última década, no ha habido un país que haya conquistado más grandes vueltas que Gran Bretaña, superpotencia actual del ciclismo en carretera. Pero mucho antes de Wiggins, Froome, Thomas o el poderoso equipo Sky/Ineos, en los años 80`s, los corredores británicos no eran habituales de los podios de las citas de tres semanas. Por eso la aparición del escocés Robert Millar en aquella década le convirtió en una figura pionera. Fantástico escalador, estuvo a punto de convertirse en el primer británico en ganar una grande, en la Vuelta de 1985 de la que este 12 de mayo se cumplen 36 años de su conclusión. Estuvo muy cerca, a apenas 24 horas de lograrlo, sin embargo aquella cita acabó en drama para Millar y en el nacimiento de un mito del ciclismo español, Pedro Delgado, que se acabó apuntando la victoria a sus 25 años.
Nada parecía indicar que Perico lo lograría en la salida de la penúltima etapa, entre Alcalá de Henares y su ciudad, Segovia, con tres puertos de la Sierra de Guadarrama por delante: Morcuera, Cotos y el Alto del León. Robert Millar cumplía su octava jornada con el maillot amarillo (entonces aún no era rojo) y sus principales rivales eran el colombiano Pacho Rodríguez, a sólo 10 segundos, y otro español del Seat-Orbea, Pello Ruiz Cabestany, a más de un minuto. Para el escocés, que militaba en un equipo francés como el Peugeot, la jornada se debía resumir en marcar a sus dos contrincantes más cercanos y poner de relieve sus dotes de escalador. No obstante, la anterior temporada había ganado el maillot de montaña del Tour, una etapa y acabó cuarto en la general. En ese 1985, apenas unos meses antes de la Vuelta, se había llevado el triunfo en la Volta Catalunya.
A pesar de ello, Robert Millar, de 27 años, no había llegado a la Vuelta como gran figura extranjera, papel que se había reservado para el irlandés Sean Kelly, quien ganó tres etapas en aquella edición. Hasta la aparición de Millar, la carrera había tenido otros protagonistas, como el ciclista más joven de la historia en ser líder de la carrera, un tal Miguel Indurain de apenas 20 años, o el propio Delgado, que ganó en Lagos de Covadonga y se colocó como líder. Pero poco a poco, el escocés se colocó como líder y gran dominador mientras que Delgado había perdido el papel de líder ante un inspirado Cabestany.
Hasta ese 11 de mayo camino de Segovia, en el que todo se le torció al escocés. Primero, una avería hizo que su equipo se fundiera para reincorporarlo al grupo, al que llegó en los últimos kilómetros de Cotos. Millar estaba preocupado por si Rodríguez y Cabestany aprovechaban su incidente para atacar, pero poco le importó la fuga de José Recio, a la que se incorporó más tarde Pedro Delgado en el descenso. El segoviano no era peligroso, marchaba a más de seis minutos en la general. A su ataque, o no le dio importancia o no se enteró en una jornada en la que la lluvia ayudó a provocar cierto caos en la carrera y no había demasiada mucha información sobre lo que ocurría. Lo cierto es que en aquella penúltima jornada, y con sus dos rivales controlados, el escocés veía muy cerca de su primera grande.
De lo que ocurrió a continuación, hay muchas versiones. Se habla de un complot contra el escocés, cuya peculiar personalidad no le había granjeado muchos amigos, de cómo Recio y Delgado abrieron un increíble hueco (para algunos, demasiado, quizá ayudado por el rebufo de las motos) y de cómo el director del Peugeot no supo manejar la situación cuando la pareja de fugados fue ampliando su ventaja. Lo irrebatible es que aquel día Millar se plantó en meta con casi siete minutos perdidos y rompió a llorar, mientras la afición española coreaba el nombre de su nuevo ídolo: “Perico, Perico…”.
Aquella Vuelta pudo ser la primera grande de la historia para un británico y acabó marcando la carrera de Robert Millar, que volvió a ser segundo al año siguiente, entonces por detrás de Álvaro Pino. Aún así, el escocés logró un formidable palmarés en el que además de los dos podios en la Vuelta, añadió otro segundo puesto en el Giro 1987 (más una etapa y el maillot a mejor escalador) y victorias de prestigio como el Dauphiné de 1990, victorias de etapa en Romandía, Suiza, la Vuelta a Gran Bretaña... También tuvo un borrón, dio positivo por testosterona en 1992 y sancionado tres meses. En 1995, tras proclamarse campeón del Reino Unido, abandonó el ciclismo a los 37 años, aunque siguió vinculado preparador y director deportivo. También se le vio en los Juegos de la Commonwealth 2002 como técnico británico…
En 2003 se le incluyó en el Salón de la Fama del deporte escocés, pero Millar no apareció en el acto. De hecho, se le había perdido la pista por completo, hasta el punto de que un escritor, Richard Moore, quería escribir un libro sobre él y su búsqueda fue una auténtica investigación. Su obra, 'En busca de Robert Millar', se publicó en 2007. Ese mismo año, el Daily Mail hacía público que Robert Millar ya no se llamaba así ni tampoco era un hombre. Ahora era Philippa York.
Pero no fue hasta 2017 cuando Philippa contó su historia. “Desde los cinco años sabía que era diferente”, se sinceró en una carta aparecida en la web especializada Cyclingnews. También explicó por qué no lo había hecho público hasta entonces: “Los tiempos han cambiado desde hace diez años cuando mi familia, amigos y yo fuimos sujetos a las opiniones arcaicas y los prejuicios que algunas personas y ciertos sectores de los medios sensacionalistas”.
Reveló cómo había tomado la decisión antes de colgar la bicicleta (“no fue de un día para otro"), a pesar de que estuvo casado (para intentar llevar una 'vida normal') y a principios del nuevo milenio comenzó con el proceso de cambio de sexo. Hoy en día, a sus 62 años, asegura que Philippa es una persona “diferente a Robert Millar” aunque no reniega de su pasado. De hecho, ha vuelto a analizar la actualidad del que fue su deporte y cubrió la información del pasado Tour de Francia 2020. Porque Philippa ya no siente que tenga que esconder nada.