El gladiador Renshaw se abrió paso a cabezazos

Sisteron es una llegada inédita en el Tour de Francia, pero sí acogió una salida en 2010, en una etapa que dejó una imagen tan atípica como peligrosa en el esprint de Bourg les Valence. Mark Cavendish venció con nitidez, pero su compañero Mark Renshaw fue descalificado por propinar tres cabezazos a Julian Dean en plena faena, a más de 70 kilómetros por hora.

Dean y Renshaw, lanzadores de Cavendish y Tyler Farrar, buscaban la posición para allanar el camino a sus líderes, cuando el neozelandés sacó el codo al paso del australiano, que progresaba por su izquierda, cerca de las vallas. Al sentirse cerrado, Renshaw decidió abrirse paso con tres cabezazos sobre el hombro de Dean. No contento con eso, luego desvió su trayectoria y entorpeció la aceleración de Farrar. Cavendish venció con claridad. Misión cumplida para el Columbia.

El jurado no sancionó a Dean, “que sólo intentó protegerse con el codo para no caerse”, ni arrebató la victoria a Cavendish, que ganó limpiamente, pero sí expulsó a Renshaw, “que ha puesto en peligro a todo el pelotón”. La decisión recordó a otro caso similar de 1997, cuando Tom Steels lanzó un bidón a Frederic Moncassin en plena volata en Marennes d’Oleron. “Esto es una carrera de bicicletas, no un combate de gladiadores en la arena”, explicó el director técnico del Tour, Jean François Pescheux.

Seis días antes, Carlos Barredo y Rui Costa habían llegado a las manos en la meta de Gueugnon, aunque sólo fueron castigados con 400 francos suizos de multa, unos 300 euros. “Son casos diferentes. Ellos dos dañaron la imagen de la carrera, pero Renshaw puso en riesgo la integridad de muchos ciclistas”, comparó Pescheux.

Mark Renshaw, un experimentado pistard, dos veces campeón mundial de persecución por equipos con Australia, anunció en junio del año pasado con una carta su retirada del ciclismo, después de 16 años de profesional de carretera, en los que logró doce victorias y ayudó a conseguir bastantes más. A veces, a cabezazo limpio.