Caleb Ewan logra el doblete en un día de calor y caídas
El velocista del Lotto fue el más rápido en Nîmes. Día de desgaste por las altas temperaturas. Caídas de Thomas, Quintana y Fuglsang. El danés abandonó.
Caleb Ewan lo volvió a hacer. Y eso que Richeze, picaruelo, intentó estorbarle en plena aceleración, después de lanzar a su velocista, Viviani. No fue suficiente para frenar al Pocket Rocket, al Cohete de Bolsillo, que se ha convertido en el primer esprínter que repite victoria en el actual Tour. Lo hizo en Nîmes, en la etapa más llana de la presente edición, con una sola tachuela en su recorrido de 177 kilómetros. El calor, que alcanzó los 39 grados, concentró la dureza de la jornada, en la que las caídas también reunieron mucho protagonismo: Thomas, Quintana y Fulgsang (retirado), entre otros, rodaron por los suelos.
Nîmes es una ciudad hermanada con España a través de la tauromaquia, de ese anfiteatro romano, Les Arènes, que cambió a los gladiadores por los toreros, y a Espartaco por Nimeño II. También se han dado la mano con el ciclismo. Hace dos años, la Vuelta partió de esta localidad occitana con una contrarreloj por equipos que desembocó en tan afamada plaza. El triunfo fue para el BMC y el maillot rojo para Rohan Dennis, ese australiano campeón del mundo de crono que este año se retiró misteriosamente del Tour.
La Grande Boucle llegó por 19ª vez a Nîmes, una ciudad donde los gladiadores del presente suelen ser velocistas. Una de las pocas excepciones se vivió en 2004, con una escapada que culminó con victoria un español y ganador de la Vuelta: Aitor González. Eran otros tiempos para el ciclismo patrio. En aquella edición partieron tres equipos y 31 ciclistas españoles, por uno y 13 del actual. También hubo dos triunfos de etapa y tres corredores entre los diez mejores.
En la etapa de este martes, el ciclismo español tuvo poco protagonismo. Ninguno se metió en el quinteto de escapados, donde otra vez lució el combativo y reincidente Rossetto. Ni tampoco hubo velocistas en el combate final, con Iván García Cortina (21º) como mejor clasificado. El mayor foco rojigualda apunta a Mikel Landa y al Movistar, y a las cábalas que llevan haciendo desde el descanso del lunes para ver si puede asaltar el podio, o algo más, en las tres etapas que restan en los Alpes.
A los seis ciclistas que le preceden le salen mejor las cuentas que a Landa, porque tan sólo 2:14 minutos separan a Alaphilippe de Buchmann. Entre uno y otros figuran al acecho el dúo del Ineos, con Thomas y Bernal; el regular Kruijswijk, y el atacante Pinot. En este río revuelto quiere pescar también Landa, que mira al maillot amarillo a 4:54. Las calculadoras echan humo.
El problema de estar pensando a dos días vista antes de que pase el actual, es que el mazo del Tour te puede golpear a la salida de cualquier curva. Thomas lo experimentó en esta calurosa jornada de Nîmes, en la que sufrió un pinchazo nada más salir, y luego una caída en el kilómetro 43, tras pegar con el pedal en un bordillo, que le produjo diversas magulladuras. El galés, escoltado por su equipo, pudo continuar. No puede decir lo mismo Fulgsang, ese danés de 34 años que partió de Bruselas como tercer favorito en las apuestas, y que ha tenido que irse a casa a cinco días del final por un accidente, cuando ocupaba la novena plaza de la general, a 5:27. Ocurrió en los kilómetros finales, poco antes de que también se fuera al suelo Nairo Quintana. El Tour aplica su descarnada ley en el momento menos pensado.