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VUELTA A ESPAÑA 2017

Froome: "Hubiese firmado sin dudar llegar así hasta aquí"

El británico afianzó su posición de líder de la Vuelta, después de aumentar la ventaja con Nibali en seis segundos, en una de las etapas más destacadas de la ronda española.

Chris Froome afianza el maillot rojo de la Vuelta tras una 15º etapa en la aumentó el margen con Nibali, segundo clasificado.
Chris Froome afianza el maillot rojo de la Vuelta tras una 15º etapa en la aumentó el margen con Nibali, segundo clasificado.JOSE JORDANAFP

Sólo con mirar la ceremonia del podio en el alto de Hoya de la Mora, uno podía adivinar qué había ocurrido en este fin de semana de montañas andaluzas que se presentaban como un examen para Chris Froome. El británico, sonriente y relajado, subía al cajón para recibir el maillot rojo de líder… el de la combinada y hasta el de la clasificación de puntos. “Si alguien me hubiera dicho que llegaría en esta situación a la segunda jornada de descanso, lo hubiera firmado sin dudar”, aseguró el jefe del Sky, satisfecho, deslizando entre risas que hoy se iba a dedicar “a dormir y a dormir”, quizá soñando con la última estocada a la general, mañana en una crono de Logroño en la que a priori es muy superior.

Al igual que en la subida a la Pandera, Froome no titubeó cuando llegaron los ataques de Contador y López, primero, y de Nibali, después: “No puedo agradecerles lo suficiente a mis compañeros el trabajo que hicieron. Cuando hubo situaciones de peligro, se controló el panorama perfectamente”. El británico valora en todas y cada una de las comparecencias ante los medios el esfuerzo que realiza diariamente el Sky, quizá recordando sus tiempos de gregario de Wiggins. Así se destapó, precisamente en Sierra Nevada, en la Vuelta de 2011.

Sólido. Froome no quiso dar por cerrada la Vuelta: “Aún no sabemos si llegaré de rojo a Madrid”. Pero su balance fue inmejorable después de lo que para él fue un segundo bloque “muy duro, controlando los ataques de los rivales y hasta las caídas”. Y es que al británico, en cierto modo, no se le va de la cabeza la bajada del Torcal, el único momento de apuro de un sólido maillot rojo, al que todavía no se ha visto flaquear en ningún momento. Aunque, como él mismo dice, no es fácil adivinarlo: “Ni mis compañeros saben si voy bien o voy mal”.