"Llega un fin de semana completito”, comentaba Alberto Contador sobre los dos días claves que vivirá la Vuelta este fin de semana. Dos jornadas de montaña en Andalucía que comienzan con, tras subir a Valdepeñas de Jaén, la llegada al alto de la Pandera, un puerto de categoría especial con 12 km al 7,3% y rampas del 13%. “Es el día más explosivo”, analiza el español, que tras perder tiempo en la primera jornada de montaña de Andorra, se ha dedicado a atacar siempre que ha podido y, además, en los momentos más inesperados. “No sé si lo probaré desde lejos, antes tengo que ver cómo me he recuperado del esfuerzo de todos estos días”, apunta. Eso sí, espera contar con algún aliado para reventar la carrera: “Siempre hay gente valiente que se anima”.

Para Froome, que se levantó recuperado pero algo dolorido de sus caídas camino de Antequera (las heridas le sangraron visiblemente durante la etapa de ayer), tiene claro quiénes serán los dos hombres que intentarán dinamitar la carrera: “Es muy difícil predecir lo que va a pasar en estas dos jornadas de montaña. Sí espero los ataques de Contador y Nibali, pero estamos preparados, tengo un equipo fantástico”.

Superstición. De momento, sus compañeros respondieron a la perfección en el único apuro de Froome en esta Vuelta, ayudándole a minimizar pérdidas. “Quizá otros años llegaba a la Vuelta con dudas, este año no”, apunta Mikel Nieve de su jefe de filas. Y es que el británico parece tener todo atado, a pesar de que “la situación pueda cambiar en un momento”, como él mismo avisa haciendo referencia a ese kilómetro que se le cruzó en el Torcal. Pero no por ello han aparecido los fantasmas: “No temo una situación como la del año pasado en Formigal (donde prácticamente perdió la carrera con Nairo). No soy supersticioso”. Aunque estará muy pendiente de que Contador y Nibali no le hagan revivir la experiencia.

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