José María Jiménez, el Chava, fue el primer nombre inscrito en el Xorret de Catí. Literalmente, porque así figura en el Monumento al Ciclista que se levantó posteriormente en la cima. Fue una victoria que vino acompañada del maillot amarillo de líder. Y también la primera piedra de una polémica que duró toda la Vuelta a España de 1998 y que dividió a los aficionados entre chavistas y olanistas.

Jiménez mantuvo tres días el maillot, luego lo perdió ante su compañero Abraham Olano en la contrarreloj de Alcudia, lo volvió a vestir la antepenúltima jornada en Navacerrada, y lo cedió, finalmente, en la penúltima etapa, otra crono en Fuenlabrada. Olano ganó la Vuelta y el Chava acabó tercero. Entre ambos se coló Fernando Escartín.

La estrategia del Banesto era buena. Chava saltaba como secante ante Escartín u otro del Kelme y luego los remataba. Así venció en Pal, en Cerler... Pero en las Lagunas del Neila no saltó nadie. Y arrancó el propio Chava para sumar su cuarto triunfo. La mujer de Olano, Karmele, declaró enfadada en la Cope: “Dónde se vio que el líder se quede sin compañeros. Un día se romperá el saco”. Aquello avivó el lío. El Diario Vasco también publicó que Jiménez alentaba a sus rivales a atacar, con su atronadora risa y con la siguiente arenga: “Leña al Manzano que está maduro”. Manzano es el segundo apellido de Olano.