Hace 50 años, la Vuelta a España también tuvo una meta en Andorra la Vella. Ganó Mariano Díaz Díaz, un duro ciclista de Villarejo de Salvanés (Madrid) que se había forjado de joven en las canteras próximas a su localidad, en Perales (a 16 km) y en Arganda (a 33 km), con jornadas de las cinco de la mañana a las nueve de la noche. Su madre le compró una bicicleta para cubrir estos recorridos, “una BH que pesaba veinte kilos”. A los 17 años adquirió otra más evolucionada y con ella ya empezó a competir.

Así comenzó su carrera ciclista, que recoge como mayores éxitos dos victorias de etapa en la Vuelta (1967 y 1969), una en el Tour de Francia (1969), el Tour del Porvenir (1965) y la Volta a Catalunya (1969). También fue olímpico en Tokio 1964.

En Andorra logró un triunfo de mucho mérito. Era la etapa reina de la Vuelta de 1967, sobre 241 kilómetros, que partió de Barcelona. Díaz, que se metió en la fuga en el kilómetro 37, coronó en solitario los tres puertos del día: Tossas, Puymorens y Envalira. Se cayó en este último descenso, pero amortiguó en la nieve. Venció con 1:31 de ventaja.

En esa Vuelta también ganó la Montaña, que ese año innovó una regla que impidió el triunfo de Julio Jiménez: el vencedor del premio tenía que acabar entre los 15 primeros de la general. Mariano Díaz fue octavo.