Froome: "Si todo marcha bien, nos veremos en la Vuelta"

-Ha conquistado su cuarto Tour.

-Hay que llegar a París primero. Pero me siento feliz. Fue un esfuerzo muy duro, apoyado en mis compañeros. Completamos un gran viaje para lograr un gran resultado. En los Pirineos hubo momentos duros, en los que no rendí como esperaba en mí.

-¿Intentarán que Mikel Landa suba al podio junto a usted? Sólo debería recortar un segundo.

-Es muy difícil. El día de París es para los sprinters, no para la pelea general. A Mikel sólo me queda darle las gracias por su esfuerzo y mi más sincera felicitación por las magníficas tres semanas que ha hecho.

-¿Qué significa este cuarto título?

-Ser cuatro veces campeón del Tour me llena de orgullo. Y tres veces seguidas. Nunca soñé con algo así. Considero simplemente fantástico entrar en la historia del Tour.

-¿Ha sido el más complicado de los cuatro?

-El más cerrado, sí. Por la mañana no sabía qué iba a pasar. Las piernas funcionaron, me vi bien. Todos los Tours son duros. No hay que diferenciar entre los cuatro, ya que los cuatro supusieron sacrificios y muchísimo trabajo, aunque fuera el que terminó con las diferencias más pequeñas.

-Ahora mismo se encuentra a un triunfo de Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain.

-No me veo obligado a empatarles. Me veo con cuatro Tours en el palmarés, los disfruto, y claro que me gustaría alcanzar a unos hombres a los que respeto tanto. Cuando empecé a seguir el ciclismo en África nunca imaginé estos hitos.

-¿Su mejor momento?

-Probablemente la entrada en el estadio del Marsella, con Bardet tan cerca por delante. Una carrera de tres semanas va de eso, de tres semanas. No he ganado ninguna etapa, pero he sido el más regular.

-¿Le molestaron los abucheos del Vélodrome?

-Entiendo su reacción y no me lo voy a tomar como algo personal. Acabábamos en un estadio y le sacaba 23 segundos a un francés. Me pareció normal.

-Y desde agosto, ¿a por la Vuelta?

-Si todo marcha bien, según lo previsto, nos veremos en la Vuelta. Retrasé mi preparación para afrontar más fresco una ronda en la que nunca he vencido y que hace especial ilusión, porque allí descubrí mi potencial.