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VUELTA A ESPAÑA

Sotres y Ermita de Alba, belleza y rampas del 30% en la Vuelta

Asturias aporta dos nuevas subida a la ronda española. Una en los Picos de Europa: "un gran reclamo", apunta Rubiera. Y otra en "dureza extrema" en Quirós.

Picos de Europa. Rubén Menéndez, Israel Nuño, Chechu Rubiera y Aída Nuño suben la parte final de la 15ª etapa de la Vuelta a España, con el pueblo de Sotres al fondo.
Jesús Rubio

A Poncebos se llega en paralelo al río Cares, en pleno corazón de los Picos de Europa, para iniciar la subida a Sotres, en el concejo de Cabrales. Al día siguiente se pasa de la belleza extrema a la dureza extrema, para afrontar la Ermita de Alba, que acoge rampas del 30% en su último kilómetro. Son los finales de las etapas 15ª y 16ª de la Vuelta a España 2015, las dos últimas llegadas en alto de las nueve que tendrá la carrera. “Asturias puede volver a ser decisiva, ¿por qué no?”, anticipa Chechu Rubiera.

Convocados por Turismo de Asturias y por la Vuelta, el exprofesional Chechu Rubiera inspeccionó con AS los dos finales inéditos junto a otros tres corredores de la tierra: Aída Nuño, ciclista del Lointek cuatro veces campeona de España de ciclocross, y Rubén Menéndez e Israel Nuño, ambos del equipo continental dominicano Inteja-MMR.

El cuarteto disfruta de lo lindo del entorno de Sotres. “Ese es uno de los méritos de la Vuelta, que nos enseña sitios encantadores incluso a los de casa. Los Picos de Europa serán un gran reclamo y vendrá mucha gente, espero que salga un buen día”, señala Rubiera.

El análisis deportivo es otro cantar. Menéndez lo desglosa así: “El primer tramo es constante (4 km al 9%), pero hay una parte central de descanso (unos 6 km al 6%) que facilitará la caza. La zona dura de verdad comienza en la curva antes del pueblo de Sotres (3 km al 12%, con rampas hasta del 20%). Ahí entrarán los favoritos, pero dudo que se saquen más de 40 segundos”.

La meta estará situada en la zona conocida como El Caballar (en total, 12,7 km), no se subirá hasta Jitu de Escarandi porque ahí ya se entra a Cantabria. “Los favoritos se van a guardar hasta esos dos kilómetros finales”, insiste Aída. “Además, puede llegar una fuga, porque no hay apenas dureza de puertos anteriores”, puntualiza Chechu.

La dureza, que el propio Rubiera califica como “extrema”, espera en la jornada siguiente. Los cuatro se citan en Bárzana, la capital del concejo de Quirós. Cuando el pelotón de la Vuelta llegue a esa altura de recorrido el 7 de septiembre, ya habrá subido seis puertos, los tres últimos de alta exigencia: Tenebredo, Cordal y Cobertoria. Sin esa carga en las piernas, el cuarteto se dirige al cruce que marca el arranque de la ascensión de 6,6 km. Allí se topan con un cartel que recoge la altimetría y una advertencia: ‘El inicio del infierno’. No se amilanan.

“El puerto tiene dos partes. La primera (con porcentajes del 10% y 12%) se sube bien y no tiene nada fuera de lo normal. Luego vas superando alguna rampa (a la mitad, en Salcedo, las hay del 23%). Y entonces llegas al kilómetro final, que es de extrema dureza, acorde al ciclismo actual”, describe Rubiera, aún sorprendido por las cuestas finales del 30% y del 24%.

Aída ha sufrido una avería y ha terminado con la bici al hombro. “La subida se va a seleccionar por su propio peso. Los ciclistas ya vendrán con la fatiga de los puertos anteriores en las piernas y luego se van a encontrar con esta prueba de supervivencia, con el postre final del último kilómetro, donde van a retorcerse”, comenta la asturiana. “El Angliru es más duro, más continuado, pero en este final hay rampas incluso más exigentes”, remata Israel.

Los cuatro hacen su análisis pie a tierra, literalmente, porque el tramo final está aún sin asfaltar. La Ermita de Alba corona más arriba el monte. Es la última meta en alto de la Vuelta 2015. Quizá decisiva. “¿Por qué no?”.