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Vuelta a España

Vísperas de mucho en la Vuelta

Monte Faro no decidió nada y Hansen aprovechó su ataque a cinco kilómetros para ganar la etapa. Contador, Froome, Valverde y Purito se juegan la Vuelta este sábado en Ancares.

El australiano Adam Hansen celebra exultante su victoria en Cangas de Morrazo con el pelotón lanzado detrás.
Jesús Rubio

Del Coche Fantástico a Cocodrilo Dundee. Del potenciómetro de Froome, computadora con vida propia, al australiano más recio de cuantos habitan en el pelotón. Adam Hansen venció en Cangas para culminar así su décima gran vuelta consecutiva, un reto que comenzó en España en 2011 y que él mismo ha calificado alguna vez de “estúpidamente duro”. Desde entonces, tres Giros, tres Tours y ahora su cuarta Vuelta. Marino Lejarreta fue capaz de sumar cuatro temporadas corriendo las tres grandes (1987, 89, 90, 91). Y le llamábamos Junco.

Hansen evitó la quinta victoria al sprint de Degenkolb, que llegó a cinco segundos de este australiano bohemio, con genes italianos y residente en la República Checa. Las hazañas del vencedor no se quedaron ahí. Ya en el podio, Hansen lució una sonrisa traviesa y una figura saludable, justo lo contrario que la inmensa mayoría de los ciclistas que, a estas alturas de carrera, parecen prisioneros de guerra o náufragos de Forges.

Viendo sus cuerpos resulta imposible hacer el más mínimo reproche a la actitud de los favoritos en la jornada de ayer. La novedad es que nadie atacó. El castigo anterior y la visión en el horizonte de Ancares aconsejaron calma, aunque la tranquilidad nunca es completa. Al final, la gestión del estrés es casi tan importante como la del cansancio. Contador puede dar fe: frente a él se cayó Cataldo en el peligrosísimo descenso de Monte Faro. Seguro que recordó su propia caída en el pasado Tour y seguro que la seguirá recordando en los descensos que le tocará afrontar hoy, no menos de cinco, entre puertos y colinas. Es posible que llueva, por si se lo están preguntando.

Además del triunfo de Hansen, la jornada señaló a otros protagonistas. Los primeros en destacar fueron los fugados Ligthart, Mangel y Poels. Este último ha conseguido adelgazar tanto que la lycra se ha rendido y el maillot le queda grande. Su historia, sin embargo, no es menor. En el Tour 2012 sufrió una terrible caída que hace que corra con riñón necrosado en un 25%. De promesa ha pasado a superviviente.

Anulada la fuga, el kazajo Lutsenko (22 años) fue el siguiente valiente en probar fortuna. Lo hizo en el Monte Faro y mantuvo el pulso con el pelotón hasta los últimos kilómetros. Su descenso, sobre un asfalto mojado y escasamente compacto, debió ser tan espeluznante como el de Samuel Sánchez, soberbio imitador de Márquez en las curvas. Lástima que los focos no alcancen a iluminar la proeza de Samuel (36 años), séptimo en la general.

Cuando el pelotón se reagrupó, Hansen alargó su aventura para sumar su segundo triunfo de prestigio después de ganar una etapa en el Giro 2013. Te tienen que gustar mucho las bicicletas o las azafatas para no descansar nunca. Una reflexión parecida ocupará las cabezas en la etapa de hoy, veredicto final de la Vuelta. Froome, como siempre, partirá con ventaja: kit le dirá cuándo atacar y cuándo descolgarse, cuánto sufrirá él y cuánto sufriremos nosotros.