Ubal: “Estaría bien quedarme en Bilbao con más protagonismo”

Ubal es otro proyecto más del Barcelona regado en La Masia. Compartía habitación con el portero Ander Astralaga, natural de Berango, de 17 años, internacional Sub-19 que milita en el Juvenil y ha debutado con el filial culé. Es hermano de Eunate, que milita en el Athletic. La plaga de lesiones en el Bilbao Basket han permitido al base sacar la cabeza en Miribilla muy por encima de lo poco que pudo destacar el año pasado en otra cesión, en este caso a Lugo, a un Breogán de Musa que estaba disparado, como una moto, y en donde era muy difícil subirse en marcha y estar a ese nivel. Le encanta Bilbao “por ejemplo, la gastronomía, los chuletones”, sonríe, y no le importaría prolongar la estancia un año más. “Estaría bien quedarme si me dan más protagonismo”, explica en una visita a Radio Bilbao. El joven director de juego ya tiene conocimiento de que le han espiado algunos clubes de la NBA, pero va paso a paso, “yo estoy cómodo, pero uno se termina mareando y confundiendo si piensa en lo que no debe”. “Aprecio mucho el cariño. Nunca me ha pasado que me coreen eso de ‘Uruguasho, uruguasho...’. Me siento feliz de conectar así con la grada, que me apoyen cuando juego bien”, remarca en alusión a uno de los gritos de guerra de la tribuna bilbaína.

Su garra y osadía han enamorado la gente, como antes pasó con los Kostas, Jackson, Banic, Salgado... De momento lidera la votación de la ACB a Mejor Joven, con un 25,7 por ciento de apoyos, seguido de Aday Mara (Zaragoza) con 17,2 por ciento y Montero (Betis), con 11,2 por ciento. “La Masia me lo dio todo, estoy agradecido, porque me formaron como persona y como deportista”, agradece. Pero en cuanto una perla de la cantera blaugrana despunta, se marcha a la NBA, apenas lo disfrutan en el Palau. Ha pasado con muchos, el último, Bolmaro. ”La experiencia, el crecimiento y el trato que recibes te quedan para siempre y saben que si vuelves algún día, serán los primeros en ser considerados”, agrega el base sudamericano.

“Yo trato de aprovechar el momento, cada segundo, los minutos que me den”, resume alguien que arrancó en pretemporada con problemas por una viriasis. Traía un buen ritmo tras jugar la AmeriCup y se tiró un mes sin salir de casa. Ahora vuelve a encontrarse bien. Desde hace cuatro años actúa como base y le encanta eso de controlar el juego “tener la pelota en la mano”. “Me gusta anotar, dirigir y echar un par de broncas a alguno”, bromea. Se ha fijado en su carrera en jugadores como Calathes, Nando de Colo y Satoransky. Aunque aún le quedan cosas por pulir, como tener mejores lecturas de juego y arar el tiro con más rapidez: “Debo aprender a manejar mejor los tiempos, no alocarme, Que no digan: ‘Ya está este y todos, revolucionados. Me gusta generar juego y debo mejorar en el tiro de tres”. Ante el Barcelona estaba muy motivado, “Cuando lanzaron la bola al aire, tenía ansias por agarrarla y tirar para arriba, pero no sentía que tenía que demostrar nada, el Barça ya sabe cómo soy. Quería ganar, aporté bastante y ganamos, así que el día salió redondo”.

Ubal lo lanza muy claro: “No tengo miedo a nada”. Se resume en las veces que encara a cualquier rival que ve delante, no hay más que echar un vistazo a su uno contra uno ante Tavares, chocando con la cadera al penetrar para desestabilizar lo suficiente al gigante del Madrid y que este no le taponara. Y no falta la autocrítica en su discurso: “La derrota en Fuenlabrada es inaceptable para nosotros y para nuestra gente. No puede volver a pasar. Cuando el equipo de Ponsarnau se ha jugado seguir pensando en la Copa, ante el Girona, o mirar a los ojos al playoff, en Fuenlabrada, ha fallado. “No sé si es vértigo, más bien una oportunidad perdida. Soy optimista, tenemos que afrontar de la mejor manera lo que nos queda en casa y tratar de ganar algún partido fuera”, alude por el tropiezo del pasado fin de semana en la cancha del colista. Los ‘hombres de negro’ llevan sin ganar fuera un partido desde el 17 de diciembre, en Manresa. Acumulan la friolera de ocho derrotas a domicilio (en ACB, a las que hay que sumar otras tres en la Champions). En casa es otro cantar.