NBA

El ‘vía crucis’ de Mitchell Robinson

El pívot de los Knicks está firmando el peor dato de la historia desde la línea de personal: por debajo del 17%. Ricky Barry le sugirió que pasara a lanzar de cuchara en los tiros libres.

Mitchell Robinson, defendido por dos jugadores de los Celtics en la lucha por un rebote.
ADAM GLANZMAN
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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El dato es estridente: la peor temporada de la historia de la NBA desde la línea de tiros libres la firmó Ben Wallace, la mole de músculos que sellaba como ancla la defensa de la segunda venida de los Bad Boys de Detroit, los Pistons campeones de 2004, en el curso 2000-21: 33,6%. Pues bien, Mitchell Robinson, pívot de los Knicks, está en este primer cuarto de temporada 2025-26 en un increíble, en el peor de los sentidos, 17,6% desde la línea de personal. Ha lanzado 17… y solo ha metido tres.

Wallace también firmó la tercera peor cifra de la historia dos años antes de su récord negativo, en el curso 1998-99 y todavía en los Wizards: 35,6%. Entre ambos datos, el Andre Drummond 2015-16: 35,5%. Por debajo del 40% aparecen también Clint Capela (37,9%, 2015-16), Wilt Chamberlain (38%, 1967-68), otras dos veces Andre Drummond (38,6 y 38,9) y dos apariciones de otro sospechoso habitual en este apartado, DeAndre Jordan (38,6% en la 2012-13 y 39,7 en la 2014-15).

En sus carreras completas, y si se ajusta al suficiente número de lanzamientos para incluir solo trayectorias de recorrido largo, Wallace es también el peor de siempre (41,4%) a pesar de que acabó siendo, no hay que olvidarlo, uno de los mejores jugadores no drafteados de la historia de la NBA: campeón, cuatro veces all star, cinco All NBA, cuatro Defensor del Año… los Pistons tiene retirado, de hecho, su número 3. DeAndre Jordan es segundo con un 47,5%, Andre Drummond tercero con un 48,7% y el histórico Wilt Chamberlain cuarto con un 51,1%. Shaquille O’Neal aparece después con un 52,7%. En su peor temporada cayó a un 42,2%, pero en doce superó el 50%. Después dijo aquello de que su mala puntería desde la línea de personal era la particular forma que tenía Dios de recordarle que nadie es perfecto.

Mitchell Robinson, en su carrera (completa por ahora con New York Knicks), está en un 51,4% desde la línea de personal. Pero es curioso que su efectividad haya ido en claro declive: como rookie (número 36 en 2018) firmó un 60% y en su segundo año, un 56,8. Desde entonces, solo ha estado por encima del 50% la temporada pasada… con truco: 68,4% pero solo jugó 17 partidos. En el resto, eso sí, no había caído por debajo del 40% todavía, hasta esta debacle del curso actual.

Es, a pesar de eso, un jugador valiosísimo para los Knicks, que cuidan con mimo su salud (sobre todo, sus tobillos) para que llegue en la mejor forma posible a los playoffs. Es un jugador trascendental en defensa y promedia 8,4 rebotes jugando apenas 17,5 minutos por partido. Su ratio de rebotes de ataque por minuto jugado, por ejemplo, sería el mejor de la historia si lo mantiene hasta final de curso. Entonces, en verano, cerrará su actual contrato: 60 millones de dólares por cuatro años.

Pero los tiros libres… no hay manera. La temporada pasada, durante los playoffs, se hicieron virales las imágenes del Madison recibiendo con ovaciones atronadoras cada acierto desde la línea de personal de un jugador al que los rivales, como es lógico, someten al ya clásico “hack a…” cuando llegan los partidos importantes: faltas constantes para llevarle a la línea de tiros libres y obligar a su entrenador a dejar de contar con él por mucho que sea un jugador fundamental, sobre todo en defensa.

En ataque, promedia en su carrera un 70% en tiros de campo, faceta en la que acabó como líder el curso 2019-20 (74,2%) básicamente porque apenas lanza más allá de las proximidades del aro. Llegó a estar más de 27 meses sin tirar desde más allá de tres metros de distancia y en toda su carrera NBA (352 partidos desde 2018) todavía no ha tirado ni un triple. Algo increíble en estos tiempos. De hecho, en los últimos 15 años solo él ha jugado más de 7.000 minutos sin lanzar al menos una vez desde más allá de la línea de tres puntos.

Robinson lanza desde la línea de personal sin apenas flexionar las rodillas, sin casi dar arco a la bola. Ha intentado durante varios veranos modificar su mecánica: el número de botes previos al tiro, la colocación de los pies tras detectar que sus lanzamientos solían ir demasiado hacia la izquierda… Su nuevo entrenador, Mike Brown, también dejó claro que era algo que se tomaban en serio: “Tenemos que definir un plan en el que haya un mensaje claro para él. Dos, tres cosas a lo sumo en las que hay que insistir, pero no más. Y todos en el staff lo tenemos que tener claro. No puede ser que cada uno que trabaje con él le diga una cosa, que un asistente le diga que meta el codo y otro que lo saque… No se le pueden dar mensajes contradictorios“.

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Tras los pasados playoffs, Ricky Barry, que lanzaba a cuchara, aseguró que podría enseñarle esa técnica y que sea podría ser la solución que, por otras vías, parece no llegar nunca: “Es una locura, es triste que hay tíos que son tan malos en la parte más fácil del baloncesto. La única en la que no hay nadie intentando evitar que hagas lo que tiene que hacer. No tiene sentido… los tiros libres son una parte muy importante, es muy triste”.

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