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PHOENIX SUNS

Durant, Booker, Paul... El desastre de los ángeles caídos

Los Suns se estrellan de nuevo y dan la sensación de haber tocado techo. Sus estrellas tienen contrato, pero el futuro es incierto. Monty Williams, despedido.

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Los Suns se estrellan de nuevo y dan la sensación de haber tocado techo. Sus estrellas tienen contrato, pero el futuro es incierto. Ayton, Monty Williams...
CHRISTIAN PETERSENAFP

Se acabó: el proyecto de los Suns se hunde de nuevo, un poco más si cabe, en su tercera temporada de búsqueda de un anillo que no llega. Ni el fichaje de Kevin Durant que revolucionó la NBA ha permitido al equipo de Arizona resurgir de sus cenizas. Y cada vez es más acusada la sensación de que las Finales de 2021 fueron el tope, la oportunidad perdida de ese 2-0 que Giannis Antetokounmpo transformó en un 4-2. Todo parecía tocar fondo definitivamente con vergonzosa derrota en casa del curso pasado ante los Mavericks en un séptimo partido en el que ni compitieron. Pero la opinión pública, ese lugar en el que se ganan y se pierden las batallas que deciden las guerras, decidió dar otra oportunidad al intento del campeonato cuando Durant llegó a la entidad. No hubo manera: Chris Paul se lesionó (otra vez), Monty Williams, ya despedido, demostró que le falta fritura para dirigir a un equipo que luche por el título, DeAndre Ayton que el mundo se le cae encima y Durant y Devin Booker que no pueden tirar solos de una plantilla sin profundidad ni posibilidades de rotación. Al final, adiós. Y, de nuevo, fracaso: se mire por donde se mire.

Es así porque lo es todo lo que se piensa para ganar y se queda por el camino. Porque ganar no es fácil: nunca lo es. Y porque perseguir toda una vida un anillo y quedarte sin él es el pan de cada día de muchas estrellas que vieron sus sueños frustrados en la NBA. Chris Paul es la personificación del fracaso, el hombre que llegó sustituyendo a un Ricky Rubio que salía para convertir a los Suns en aspirantes por primera vez desde 1993, últimas Finales pisadas hasta 2021, con Charles Barkley a la cabeza y Michael Jordan como eterno ganador. No se pudo: pronto se hizo evidente que la avanzada edad del base no permitía pensar en un proyecto a largo plazo, que había que ganar lo antes posible para no perder. Al final, así ha sido: dos estrellas envejecidas, otra excepcional y otra inoperante son los que conforman el futuro de la franquicia, que buscará una línea continuista por obligación. Pero también con retoques que deben hacer en el banquillo, la intendencia, y escogiendo a cuál de sus grandes jugadores tienen que dejar por el camino... a alguno le va a tocar.

La situación contractual

Para pensar en el futuro, los Suns tienen que hacer cuentas. Están por encima del límite salarial, por lo que siguen pagando el impuesto de lujo. Chris Paul, que ha promediado 13,9 puntos y 8,9 asistencias este curso y acaba de cumplir 38 años, cobrará casi 31 millones de dólares el próximo curso, pero sólo la mitad está garantizado. La cifra se hará efectiva al completo si no es cortado antes del 28 de junio, algo que tampoco sacaría a los Suns del impuesto de lujo: tienen que pagar a Kevin Durant más de 47 millones el curso que viene (del contrato que firmó con los Nets el pasado verano), 36 a Booker (atado con la franquicia hasta 2028), y 30 a Ayton, al que mantuvieron tras igualar la oferta que los Pacers hicieron el pasado verano. Del resto, solo Landry Shamet tiene dinero comprometido hasta 2026 (32 millones en las próximas tres temporadas). Todos los demás serán agentes libres a excepción de Cameron Payne, muy cuestionado en el puesto de base como revulsivo de Paul y que ha tenido que jugar de forma obligada en la serie ante los Nuggets tras la lesión del mismo.

Ahora bien: ¿qué harán los Suns? Parece claro que Booker y Durant serán las apuestas para la próxima temporada. El primero se ha ido, en el mejor momento físico de su carrera, a 33,7 puntos en playoffs con un 58,5% en tiros de campo. Y el segundo, a pesar de sus intermitentes molestias físicas con 34 años, sigue siendo un jugador generacional que ha promediado en la fase final 29, con 8,7 rebotes y 5,5 asistencias. Por ahí tendrá que pasar el futuro a corto plazo de los Suns, que tienen todo un verano por delante para decidir qué hacen con Paul, una estrella que hace tiempo empezó a perder luz. Y sobre todo con Ayton, cuya sintonía con Monty Williams era inexistente y no tiene ni un sistema que le surta de balones ni la actitud para ser un pívot decisivo en la lucha por el anillo. Su permanente indolencia, unida a algún que otro problema físico y una mentalidad frágil. Ha sido señalado en las tres últimas temporadas tras la eliminación de su equipo y muchos vieron incomprensible que los Suns le retuvieran. Y ahora nadie sabe qué harán con él.

El verano también es época de traspasos: decir adiós a Ayton, pretendido por algún que otro equipo, para ganar margen salarial y conseguir jugadores de rol que arropen a Durant y Booker. Pero el problema en el puesto de base es constante: las dos estrellas mencionadas pueden jugar sin balón, pero necesitan tiempo de bote. Y la fiabilidad física que te da Paul es mínima, ínfima. No se puede contar con él una temporada entera y siempre le pasa algo en el momento de la verdad: una bajada de nivel, un problema físico, un percance... No es descartable que los Suns decidan deshacerse de pívot y base (quizá también mediante traspaso), dejen así de pagar el impuesto de lujo y miren qué opciones son mejores para rodean a sus dos estrellas más talentosas y funcionales. En toda esta ecuación queda al margen Monty Williams: permanentemente señalado, ya no está en el equipo y será un nuevo entrenador el que maneje el timón.

La historia interminable

No deja de ser poético, casi metafórico, que la vida de los Suns como franquicia sea tan similar a la de Chris Paul como jugador. La franquicia de Arizona ha llegado a tras Finales en su historia: 1976, 1993 y 2021. Y han perdido ante Celtics, Bulls y Bucks con idéntico resultado: 4-2. Chris Paul ha llevado el mismo camino: siempre cayendo en el momento de la verdad, sin llegar a su zénit, mostrando un talento incomparable, siendo de forma sostenida y constante uno de los mejores bases de la historia... pero sin premio. En los Rockets, con James Harden, pisó sus primeras finales de Conferencia con 32 años y en su 13ª temporada en la NBA. A sus primeras Finales lo hizo en su 16ª y con 35. Parece llegar tarde a todo y, cuando llega, no está a la altura. En 2018 se lesionó en el quinto partido de las finales del Oeste ante los Warriors. En las Finales de 2021 fue superado por la situación y por un Giannis Antetkounmpo para la historia. A Paul se le pedía un nivel de leyenda. Y no lo tuvo, claro.

Así están las cosas en los Suns: la llegada de Durant para resucitar la dinámica ascendente y dar otra oportunidad al proyecto ha sido en balde. Los problemas contractuales se acumulan en demasía y traspasas a Paul y a Ayton, si finalmente se deciden por ello, va a ser complicado por la edad de uno y el encaje táctico del otro, cuya reputación pende de un hilo. Al, igual que la de una franquicia que hace dos años partía como candidata y se quedó en las Finales... y el año pasado como favorita y apenas avanzó a segunda ronda. Igual que este año, donde ha sido insostenible que Durant y Booker lancen de forma indiscriminada y anoten una ingente cantidad de tiros. Ahora, al rincón de pensar. A reflexionar sobre qué maniobras se pueden hacer y el poco margen con el que cuentan para las mismas. Si este proyecto todavía es recuperable o hay que iniciar otro nuevo. Eso, nos lo dirá el tiempo. De momento, ya nos conocemos la historia de desgracias. Y parece interminable.