Cuchillos muy largos en Dallas

Pasará tiempo, seguramente mucho tiempo, hasta que en el norte de Texas empiecen a cerrarse las heridas que ha provocado, en lo social (y seguramente también en lo deportivo) el traspaso de Luka Doncic, un empeño con aspecto de suicida de Nico Harrison, el ejecutivo que presumía de reputación impecable hasta esta operación, en la que parece que hay mucho de fijación personal, que lo ha dejado señalado como enemigo público número 1 en Dallas.

A los Mavericks ya les está tocando sufrir el efecto de una decisión tan traumática. Pero todavía no han vuelto a casa, a un American Airlines Center que se siente huérfano, sin el jugador que llevó al equipo a las últimas Finales, como obvio punto de apoyo, y que garantizaba la relevancia de una franquicia cuyos aficionados están confusos, tristes… y enfadados. Horas después del traspaso, algunos protestaron en las calles y en los aledaños del pabellón, féretro de fabricación casera incluido. Los Mavs han tenido que aceptar las llamadas de muchos socios para cancelar sus abonos de temporada; Al menos, facilitar información sobre cómo hacerlo, sin pegas. Tim Cato, periodista de Dallas, ha explicado que MavsTV, la plataforma oficial de streaming de la franquicia, ha perdido más de 2.000 suscriptores estos últimos días.

Así que se espera un momento crítico en el primer partido en casa. Después del traspaso, en gira por el Este, los Mavs fueron arrasados por los Cavaliers, perdieron también en Philadelphia y ganaron, una victoria de mucho prestigio (y muy necesaria) al campeón, los Celtics, en Boston. Pero esta noche (21:00, hora española), vuelven a Dallas para un tramo de cinco partidos como local (con el parón del All Star por en medio) que comienza contra, duelo texano, Houston Rockets. Uno de los mejores equipos de la temporada en el Oeste, pero ahora en bache: cinco derrotas seguidas y 32-19, por delante de unos Mavs zarandeados hasta ahora por las lesiones (27-25).

Será el debut de Anthony Davis con la camiseta de los Mavs. Pero ni eso, en sí mismo un evento, va a frenar el ambiente viciado y las protestas generalizadas por la salida de Luka Doncic. O para eso se preparan en Dallas, tal y como recogen los propios jugadores en un artículo de Tim Bontemps en ESPN: “Imagino que habrá muchos aficionados con el corazón roto, y que habrá abucheos. Pero, como profesionales, tenemos que estar preparados para todo. Nos pagan para jugar al baloncesto y para hacerlo al máximo nivel. Sé que todos los fans de los Mavs llevaban a Luka en el corazón. Solo tenemos que ganar, y hacerlo consistentemente, darnos la opción de ganar el título, y creo que los aficionados dejarán de sentir ese dolor y esa ira. Va a ser extraño, pero para eso estamos aquí”, asegura Klay Thompson. El ambiente, desde luego, va a ser caliente: el periodista Tim MacMahon (ESPN), el primero que aireó los problemas de peso de Doncic como uno de los motivos del traspaso, aseguró ayer que se va a extremar la precaución: “Nico Harrison ha recibido amenazas de muerte, va a haber muchísima seguridad porque se han cruzado algunas líneas". La periodista Malika Andrews (también de ESPN) añadió que el general manager ha contratado personal de seguridad para tener protegida su casa durante las 24 horas de estos días en los que las cosas parecen estar saliéndose de quicio en Dallas.

De hecho, se esperan protestas antes del partido, en los alrededores y dentro del American Airlines Center, donde se recuerda que la estatua de Dirk Nowitzki, la gran leyenda de la franquicia, tiene esta inscripción: “La lealtad nunca se desvanece”. Y eso, lealtad, es lo que creen mucho que ahora los Mavs no han tenido con un Doncic que parecía llamado a ser el relevo del alemán, tal vez un icono todavía más grande del equipo. Hay en marcha una campaña en Go Fund Me para recaudar dinero con el que poner llenar vallas publicitarias de mensajes contra Harrison y los nuevos propietarios, la familia Adelson. Ya ha recaudado más de 40.000 dólares.

Otro de los que ha dejado claro que saben que les toca vivir un trance ha sido el base Spencer Dinwiddie, que jugó con Doncic en su anterior etapa en los Mavs y ha vuelto esta temporada al equipo: “Es completamente comprensible que la gente se sienta así, deja claro cuánto significaba Luka para toda la comunidad aquí. Y cuánto le querían los aficionados de los Mavericks. Y le quieren todavía. Además, es una afición que tuvo aquí a Dirk Nowitzki veinte años, y que justo cuando este se iba a retirar recibieron a un jugador que parecía Dirk 2.0. Así que se puede entender lo que está pasando. Nadie está enfadado con los aficionados porque se sientan así. Con cosas tan emocionales, hay que dejar un margen para que se procesen”.

Jason Kidd, el entrenador que ha sido tibio durante toda la semana, con un claro perfil corporativo, cree que tendrán que estar preparados para lo que toque: “Entendemos a los aficionados, sabemos que están disgustados. Pero yo como entrenador lo que tengo que hacer es asegurarme de que mis jugadores están listos para el partido contra los Rockets. Y es en lo que estoy centrado. El resto… son aficionados, y hay libertad de expresión. Pero para nosotros es cuestión de que esto pase y quede atrás. Y eso es lo que tenemos que hacer”.

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