En poco menos de tres días el Unicaja ha pasado de asaltar el Palau Blau Grana con brillantez y autoridad a ser destrozado ante su propia gente por un extraordianario Lenovo Tenerife, con moral y de fiesta tras haberse clasificado para la Final Four de la BCL, la misma de la que fue eliminado el equipo malagueño. Marcelinho Huertas dio otra clase magistral para complementar a un bestial Shermadini, que castigó sin piedad a su antiguo equipo con 19 puntos, nueve rebotes y 30 de valoración. Espantoso día de los de Ibon con los triples, 3/26. Esto explica parte de la masacre tinerfeña.

El Unicaja, agotado tras sus duras batallas intersemanales contra Manresa y Barcelona más las bajas por lesión de Abromaitis y Carlos Suárez salió con el freno de mano echado. El Tenerife, un equipo que se le suela atragantar a los verdes y plagado de exjugadores del Carpena (Salin, Wiltjer, Shermadini y Todorovic) salió más concentrado para ponerse a los 6’ con un tremendo 4-17 que obligaba a Ibon a pedir aire nuevo. La salida de Jaime Fernández detuvo la catástrofe local hasta un más apretado 26-30 (min. 15).

El problema para los malagueños es que los triples que entraban en en Palau no lo hacían en un primer tiempo nefasto en el lanzamiento exterior (1/15). Con Shermadini haciendo estragos bajo aros el marcador volvió a ensancharse. Y esta vez, para siempre.

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Del 32-41 con el que se llegó al intermedio se pasó, en menos que canta un gallo, a un demoledor 34-51 parcial de 2-10. Nuevo tiempo muerto de Ibon Navarro para evitar que su equipo se abandonara a su suerte. En vano. Lo que vino fue otro mazazo de la conexión Marcelinho-Shermadini (39-68 min. 18). Mientras el Unicaja fallaba triples, Shermadini, a base de ganchos, masacraba a placer sin que nadie fuera capaz de pararle. Y en triples llevaba 7/15. El Tenerife jugaba a placer Los insulares arrasaron en este tercer cuarto con un parcial demoledor: 7-27.

Con todo decidido y sin opciones de épica cajista, el Tenerife seguía sin bajar el pistón ante un oponente rendido y sin oxígeno. El recital habitual del genial Marcelinho hacía aún mejores a los Wiltjer, Fran Guerra, Tododovic y compañía. El marcador empezaba a ser de escándalo (47-82 min. 34). La afición del Carpena, entre estupefacta y resignada ante la evidencia, empezaba a abandonar las gradas, incapaz de soportar el desenlace ante semejante estropicio. Las efectistas canastas de Cameron Oliver en pleno crepúsculo no sirvieron para endulzar el mal sabor de boca de los aficionados locales ante un sensacional oponente que se fue aplaudido por la entendida afición malagueña. Partizado de los canarios que siguen de dulce. Y revés para el Unicaja que detiene su carrera hacia el playoff tras haber huido del descenso.