El proyecto de Utah Jazz ha entrado en barrena. Participará en sus sexto playoffs consecutivos, pero el proyecto muestra síntomas de agotamiento. Sus estrellas, Gobert y Mitchell, están completamente separadas y la sensación de que la postemporada será más un suplicio que una alegría están sobre la mesa. Y cuando los sentimientos están a flor de piel no es bueno enfrentarse a la máquina perfecta que es Phoenix Suns, el mejor equipo de la NBA.

La franquicia de Arizona dejó en evidencia, una vez más, las carencias de su rival, que son desesperantes y selló su 64ª victoria de la temporada con un 105-111 tras remontar 17 puntos en el último cuarto con un parcial de 13-36. Un día más, una remontada: han perdido 16 partidos esta temporada en la que tuvieron una ventaja de dos dígitos. Así es imposible. Los Jazz no anotaron ni una lanzamiento de campo durante casi siete minutos (nueve fallos seguidos) en el periodo final.

Los mejores visitantes

Devin Booker acabó con 33 puntos y Chris Paul hizo 16 y 16 asistencias para unos Suns que ya han completado la mejor temporada en la historia de la franquicia y que cierran la fase regular con un porcentaje de triunfos fuera de casa (31-9) superior al del resto de equipos de la NBA en casa. Solo Golden State Warriors ha ganado tanto como local (31), aunque han perdido un partido más (10). Una locura que sitúa a Phoenix como el principal candidato a un anillo que tocaron con los dedos en las pasadas finales.