DALLAS MAVERICKS

La redención de Dinwiddie, el mejor lugarteniente de Doncic

Porzingis salió de los Mavs en un traspaso que generó dudas, pero Dinwiddie, contra todo pronóstico, se ha convertido en uno de los pilares del equipo de Jason Kidd.

"Tu entorno de trabajo es como tener una cita. Quieres a la otra persona cuando esa persona te quiere a ti". La frase se encuadra dentro de un gran artículo que Landon Thomas ha escrito sobre los Mavericks. Y que habla de Spencer Dinwiddie, claro, una de las sensaciones del momento y uno de los sostenes principales del equipo de Dallas, uno de los mejores de la NBA. El base ha disputado 14 partidos con los texanos y ha salido victorioso en 11 de ellos, logró dos tiros ganadores de forma consecutiva y ha sido un complemento ideal para Luka Doncic, encantado con su nuevo compañero. Está demostrando un gran nivel físico, cualidades que antes no se le atribuían y una determinación de hierro. Y, sobre todo, da la sensación de disfrutar mucho con el proceso.

Eso sí, que nadie se apunte un tanto. Nadie se esperaba lo que ha pasado con Dinwiddie y el traspaso en el que llegó a los Mavericks se consideró un error por parte de Nico Harrison, General Manager del equipo texano. La salida de Kristaps Porzingis dejaba a los Mavs sin casi referencias interiores (Maxi Klebber, Dwight Powell, Marquese Chriss...) y sin un jugador con un talento demostrado a pesar de sus también consabidas carencias. Y llegaban a Dallas dos jugadores cuya reputación pendía de un hilo: Davis Bertans y, el hombre que nos ocupa, Spencer Dinwiddie. Un tirador que hacía mucho que no metía (ni mete) los tiros y tenía amplias carencias defensivas y un base que necesitaba el balón, estaba lejos de ese gran momento que vivió fugazmente en los Nets y tenía problemas de rodilla que le impedían desarrollar un juego muy basado en la importancia del tren inferior para la explosividad, los movimientos laterales y la penetración.

Las cosas estaban claras, eso sí, para los Mavericks. Bertans está en el segundo año del contrato que firmó por 5 años y 80 millones de dólares; Dinwiddie, 54 en tres años, 45 de ellos garantizados. Pero lo bueno para ellos era deshacerse del contrato tóxico de Porzingis, uno de esos jugadores sobrepagados en plena era de bonanza para la NBA, con contratos extraordinarios procedentes de los siempre lucrativos acuerdos televisivos: 158 millones de dólares en 5 temporadas, 31,6 este curso, lo que le convierte en el 25º jugador mejor pagado de la NBA. El objetivo, por lo tanto, era sacar a Porzingis y su abusivo contrato de los Mavericks. Pero no solo eso, Nico Harrison y el entorno de los Mavs tampoco confiaban en el físico de un jugador permanentemente lesionado y que, de hecho, solo ha disputado 8 partidos con su nueva camiseta, la de los Wizards. Y que, ya se sabe, nunca cuadró del todo con Luka Doncic desde el punto de vista de la química, ni formaba con él esa pareja que muchos vieron, con poco acierto, cuando llegó a Texas.

Superando las expectativas

Dinwiddie ha sido un filón desde que ha llegado a los Mavericks. Empezó de forma discreta, con 4 y 8 puntos, pero mejoró hasta los 20 y 24 en los dos encuentros siguientes. Su clímax fue ante los Kings y sin Doncic, en un partido en el que se marchó a los 36 puntos. Días después, consiguió dos game winners consecutivos en forma de triples: ante los Celtics en Boston y contra los Nets en Brooklyn. Dos victorias llenas de mérito para los Maverticks (la del Garden, también de polémica) que consolidaron la figura de un Dinwiddie que tiene una conexión fluida con sus compañeros, se ha ganado el respeto de la afición y ha, como se dice jocosamente, callado bocas. Al menos, esas que decían que no iba a poder jugar al lado de un jugador que necesita tanto el balón como Luka Doncic. Y todo, demostrando que la rodilla no está tan mal como se esperaba y que su descontento con los Wizards han podido influir en la alegría que siente en su nuevo destino. Lo de antes, por lo tanto, era más indolencia que impotencia. Y eso siempre se nota.

Los Mavericks, según el artículo de Landon Thomas, tenían las cosas claras respecto a Dinwiddie y así se la trasladaron: mientras jugara al mismo tiempo que Doncic y Jalen Brunson, su misión consistiría en recibir y tirar, ese famoso catch and shoot que no estaba, en teoría, del todo desarrollada en el base. Si juega sin ellos, tendrá que penetrar y atacar a las defensas rivales. Dinwiddie se ha sentido querido y valorado en los Mavericks, algo que nunca logró en los Wizards, equipo al que llegó el verano pasado procedente de los Nets. El base pretendía formar una pareja en ataque buena con Bradley Beal, pero nuna ha tenido ni las jugadas ni el protagonismo necesario por parte del entrenador, Wes Unsled, para desarrollarla. El equipo de Washington, hundido en la segunda parte de la temporada, ha pensado que una pareja dentro fuera de Beal con Porzingis es mejor. Y se han librado también de Bertans, que dista mucho de ser el jugador que se ganó el contrato que hoy tiene sin que nadie lo entienda y que sigue con su pésimo nivel en los Mavericks: menos del 29% en triples, un ente inerte en defensa y cada vez menos minutos.

Dinwiddie no ha hecho más que mejorar en su nuevo hogar: en los Wizards promediaba 12,6 puntos por partido, con un 38% en tiros de campo y un 31% en triples. En los Mavericks, se va a 17,6 tantos, superando un 49% en tiros de campo y rozando el 40% en triples, con aceptables actuaciones defensivas, en consonancia con el plan de un Jason Kidd encantado con su nueva adquisición y con la profundidad de su equipo. Dinwiddie ha llegado sin ínfulas de grandeza, se rinde a Doncic, Brunson y Kidd tras cada partido, sabe quién es el líder y todo el mundo es consciente, al contrario de lo que pasaba en los Wizards, del rol que tiene. Un motivo para sonreír para Doncic y unos Mavericks que van quintos de la Conferencia Oeste, pueden llegar incluso a la tercera plaza y tienen un acceso factible a la cuarta, que les daría ventaja de campo en primera ronda. Una eliminatoria que no han superado en los dos últimos años... en una tendencia que bien puede cambiar en el presente. Por ahí están los Warriors y los Jazz, sus futuros posibles rivales. De momento, Doncic se gusta y Dinwiddie encaja a la perfección. Y esto último, claro, nadie se lo esperaba. Cosas que pasan.

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