La NBA dice adiós a uno de sus jugadores favoritos: Jamal Crawford anuncia oficialmente su retirada tras 19 temporadas en la mejor Liga del mundo (20 si contamos su solitario último partido). La noticia, adelantada por Shams Charania y confirmada por el propio jugador, lleva el término oficial de manera necesaria, pues el escolta llevaba sin disputar un partido en la competición norteamericana desde 2020. Lo hizo con la camiseta de los Nets y ante los Bucks, disputando casi 6 minutos con 40 años y anotando 5 puntos. Esa fue la última visita de uno de los hombres más respetados de la Liga, un prolífico anotador que desarrolló una carrera larga y meritoria y que redefinió el puesto de mejor sexto hombre junto a Lou Williams, uno de sus contemporáneos.

Crawford llegó  la NBA en el 2000, en unos Bulls en plena reconstrucción tras la pérdida de Michael Jordan dos años antes y en los que dio muestras de su consabido talento y desarrolló las partes que mejor definían su juego: una capacidad anotadora bárbara, buen lanzamiento de tres y una capacidad fabulosa para ser un microondas, capaz de sumar una cantidad ingente de puntos en pocos minutos y revolucionar un partido de forma fabulosa. Crawford tuvo un ascenso meteórico hasta, una temporada en la que promedió 17,3 puntos por partido antes de ser traspasado a los Knicks.

El escolta estuvo en la Gram Manzana durante cuatro temporadas y media y, en la 2007-08 se fue a 20,6 puntos por partido, su máximo en casi 40 minutos de juego y en 80 partidos, curiosamente todos como titular. Su rol de sexto hombre no se hizo oficial hasta que llegó a los Hawks, previo paso por los Warriors, para disputar 155 partidos en dos temporadas, todos ellos de suplente. En el primero de esos cursos, Crawford ganó el primero de sus tres premios a Mejor Sexto Hombre, un récord que luego igualó Lou Williams. Curiosamente, tanto Crawford como Williams consiguieron, con pocos años de diferencia, dos de esos galardones militando en los Clippers. Ahí es donde Crawford redefinió el concepto, con un jugador que no saltaba a la titularidad ni lesiones de compañeros mediante, que salía del banquillo sin excepción en regular season y playoffs, cuya característica fundamental era la anotación y que era capaz de revolucionar partidos con una facilidad asombrosa.

Antes del solitario partido con los Nets, Crawford pasó, después de los Hawks, por Blazers, los ya mencionados Clippers, Wolves y Suns, con los que anotó 51 puntos en un encuentro con 39 años. No volvió a superar los 20 tantos por partido ni se convirtió en un defensor fiable, pero siempre tuvo un talento natural para la anotación y para ser el líder de la segunda unidad. Uno de esos casos nunca hemos visto en el All Star a pesar de tener una gran calidad (como le pasó en su día a gente de la talla de Ron Harper o Mike Bibby), Crawford también ganó el premio a Compañero del Año en 2018, demostrando que ser uno de los jugadores más respetados dentro de la competición. Una historia llena de grandes momentos que llega a su fin, de forma oficial, con 41 años y una gran carrera a sus espaldas.