Santi Aldama vuelve a la casilla de salida en Memphis Grizzlies
Los Grizzlies mejoran respecto al año pasado y son referencia, y uno que se queda fuera de los planes principales es el español Santi Aldama.
La primera temporada de Santi Aldama en la NBA está llena de vaivenes que, en su posición, no han resultado del todo desesperanzadoras. El jugador llegó a una franquicia que había apostado por él en el Draft 2021 (traspasó para subir y hacerse con el español en la 30ª posición, la última de la primera ronda) y ha tenido algún momento de brillantez en el segundo cuarto de la fase regular con la que inaugura su carrera profesional. Sin embargo, está en un conjunto en el que los jugadores tienen un nivel parejo, hay una enorme competitividad y, además, les está saliendo bien la apuesta.
Un récord de 47-22 adorna la florida campaña de los de Taylor Jenkins, una franquicia revitalizada bajo el liderazgo de Ja Morant (únicamente en su tercer año en la Liga) y un grupo de chavales jóvenes con incontable hambre. No pelean por ser líderes del Oeste pero sí por la segunda posición, un hito impensable incluso en los mejores años de Marc y, por supuesto, también en la época de Pau. No se han visto en otra igual. El español es al que le toca sufrirlo por la consistencia del resto de compañeros y la inestabilidad que provoca una circunstancia como la suya. Aquí no hay atajos.
Aldama y su vuelta al principio
Aldama ha tenido que pasar, como su amigo Usman Garuba, por la penitencia de la G-League. En la competición subsidiaria, la de los equipos afiliados donde los de la NBA envían a jugadores a rodarse un escalón por debajo, el ala-pívot está viviendo estos días una nueva etapa. No hay sitio arriba y ha bajado para no perder el ritmo de juego. A finales del año pasado, en las fechas navideñas, se le asignó a Memphis Hustle, este equipo de apoyo que dirige Jason March, y ahora ha regresado al mismo. Mientras sus compañeros de la NBA se juegan esos puestos de honor del Oeste al español le toca hacerlo lo mejor posible en la liga de desarrollo para recuperar el puesto que, por planificación de temporada, le pertenece.
Es mes y medio fuera de los Grizzlies. No ha jugado en la NBA desde 29 de enero, ante los Wizards, y ese día disputó un minuto. ¿Recodará el lector aquel doble-doble (18+10) en la victoria más abultada de la historia de la NBA y que su +52 se convirtió en la mejor marca de la historia de la franquicia? Se entendería que no. Fue un momento de efusividad en medio de las pildoritas que le está dando con continuidad su primer año como baloncestista profesional. Desde aquel día de enero, el último en el que se quitó el chándal para salir a la cancha con ellos, han pasado 18 partidos y el balance de 13-5. Mientras, Santi observa en la lejanía.
En la NBA encadenó siete partidos seguidos jugando entre noviembre y diciembre. Ha disputado un total de 27 hasta el momento y las rachas han ido de ahí hacia abajo. Su media es de 3,3 puntos y 2,4 rebotes. Se encuentra opacado por los interiores titulares, Steven Adams ('5') y Jaren Jackson ('4'), pero también por secundarios que ya se han ganado la confianza del entrenador, como Brandon Clarke o Xavier Tillman y dos aleros que se pueden mover también en el interior, como Ziaire Williams y Kyle Anderson. Se hace difícil caminar ese sinuoso sendero.
En la G-League ha encontrado un buen acomodo para sacar estadísticas buenas e ir puliendo aspectos del juego que, viniendo directo desde la NCAA, siempre hay que mejorar. Además de que sus evidentes ventajas técnicas y tácticas no obstaculicen su progresión en lo físico. A 11 encuentros terminados sale a 20,4 puntos por cita. Allí puede jugar, lo hace con un promedio de 28,5 minutos, y añade datos como 8'3 rebotes, 3'1 asistencias, 1'5 tapones o 1'3 robos. Sus malos porcentajes de tres (25%) contrastan con lo dominante que se siente desde la corta y media distancia. En esta circunstancia sí está pudiendo mostrar sus armas para jugar.