El desastre de los Nets: sin Harden, sin Durant y sin nada
Kyrie estuvo solo en Denver y los Nets, que sumaron su octava derrota seguida, están en puestos de play-in. Harden, otra vez, no se sentó en el banquillo. Nash niega el traspaso.
"No". Fue la respuesta de Steve Nash cuando los periodistas le preguntaron si los Nets iban a traspasar a James Harden. Kyrie Irving fue más comedido y dijo algo así como que veía al escolta muy comprometido con el equipo pero que "todo puede pasar...". En fin; si tenemos en cuenta la importancia que ha tenido Nash en las decisiones del equipo y la situación general de la franquicia, podemos concluir que no tenemos ni idea de lo que va a pasar, pero que en los Nets saben lo mismo que nosotros. Harden, tras la frase de Nash, ni se sentó en el banquillo por segundo partido consecutivo a pesar de que sus molestias en los isquiotibiales representan la misma lesión que tiene Nic Claxton, un jugador que sí estuvo con sus compañeros.
Así están las cosas en Brooklyn, que le pagan a Harden los viajes pero luego no pueden tener al jugador con sus compañeros. Shams Charania (The Athletic) ya dijo que el traspaso por Ben Simmons era posible y todo el mundo aguanta la respiración mientras pasan los días, se acerca el cierre del mercado de fichajes (10 de febrero) y nadie sabe qué va a pasar. Es muy común que jugadores que están en la puerta de salida no jueguen los encuentros previos a su traspaso, pero las cosas en los Nets no son como en el resto de la NBA y parece que la idiosincrasia creada por Kyrie y Durant (con el añadido de un Harden que llegó después y se puede ir antes) provoca que la incertidumbre sea el pan de cada día del equipo.
Ante los Nuggets, la historia fue la de siempre: paliza total, octava derrota consecutiva y play-in para los Nets, que se quedan en un séptimo tiempo implanteable a inicios de curso e incluso hace un par de meses. La situación es grotesca y el equipo va a la deriva. Irving se fue a 27 puntos, con 5 rebotes y 11 asistencias en 41 minutos, pero su aportación no sirvió para acabar con unos Nuggets que dejaron a los neoyorquinos en apenas 29 puntos en toda la segunda mitad, en la que lanzaron con un 26% en tiros de campo, anotaron solo 4 triples de 17 intentos, perdieron 7 balones y no tuvieron, como en una buena parte de lo que llevamos de temporada, ni sentido ni dirección. Sin plan defensivo, con demasiados minutos para (esta vez) su única estrella, sin rotaciones fiables y con la cabeza en temas que se escapan del control de mucha gente y que tienen poco que ver con el juego en sí.
En los Nuggets las cosas si funcionaron: 27 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias para Nikola Jokic, que sumó su 14º triple-doble de la temporada. Los Nuggets tuvieron hasta 7 jugadores por encima de la decena de puntos, lanzaron por encima del 50% en tiros de campo, defendieron de forma increíble en la segunda mitad y se olvidaron de una racha de tres derrotas consecutivas, una pequeña crisis paliada ante un rival que era idóneo para ello. El equipo de Mike Malone, que contó demasiado poco (de nuevo) con Facundo Campazzo (apenas 2 minutos insulsos para él) se consolida en la sexta posición, la última con la que evitar el play-in, pero sigue viendo por el retrovisor a unos Timberwolves que son un equipo muy serio y van a apretar mucho en lo que queda por delante. Eso sí, el momento de los Nuggets es distinto al de los Nets, un equipo a la deriva cuyo futuro se decidirá por Daryl Morey y James Harden. Un jugador que puede ser el protagonista de la bomba del año. Y un hombre que tiene a su equipo en vilo. De momento, sigue siendo de los Nets. Y mientras tanto, 10 de febrero se acerca, el tiempo pasa y pronto sabremos cómo se soluciona todo. Tic, tac, tic, tac...