En Lakers la alegría dura un día
La victoria en el regreso de Anthony Davis queda atrás. Los Sixers les traen una nueva derrota sin siquiera tener Embiid su mejor partido. LeBron fue baja.
¿Fue un espejismo? El paso de los partidos lo dirá. Ni la victoria contra los Nets fue tan buena, por las circunstancias de los grandes favoritos del Este, ni la derrota ante los Sixers es tan mala, ya que nunca es fácil que tu equipo gane si tiene de baja a LeBron. Se verá con el equipo al completo y viendo si empiezan a jugar a lo que se les pide. Ahora se quedan, como está siendo costumbre en esta temporada, con un récord por debajo del 50%: 24-25. Son números imperdonables para el equipo que, junto a los Celtics, más campeonatos tiene. El regreso a las pistas de Anthony Davis es un soplo de aire fresco que necesitaban equipo y jugador, porque su primer tramo de la campaña tampoco fue el que se esperaba, y la prueba ante un candidato al MVP como lo es Joel Embiid es satisfactoria, pero falta. Todavía falta. La ayuda que consiguió el camerunés en un partido flojo no la halló Davis, al que de poco valió echarse la responsabilidad a la espalda. James no estuvo, fue baja por unas molestias en la rodilla izquierda. Para los angelinos toda ayuda va a ser poca.
¡No hay tregua! Cualquier rival te puede sacar de punto y los Sixers no son uno de los equipos débiles de la competición. La defensa les ayudó, sobre todo a la hora de frenar los intentos desde fuera del perímetro, y los Lakers se quedaron con poco sustento para luchar. Westbrook cometió errores aunque fuera el segundo mejor visitante y se puede parar de contar: Melo estuvo despistado y hasta se encaró con unos aficionados del pabellón, Monk y Bradley no sacaron puntos en penetraciones ni tiros aislados, el renovado Johnson no mantuvo su efecto, Reaves no apareció, etc. El marcador fue claro: 105-87. Problemas para mostrarse como una fuerza en la mayoría de puntos de la cancha sin tener en cuenta el buen encuentro de Anthony Davis, que además aguantó con la muñeca derecha dolorida toda la segunda mitad. Se hace justicia por el buen planteamiento de Rivers para dar cobertura de Embiid y por la respuesta de los jugadores, pero sería de no hacerla si se tira a los leones a los Lakers sólo por este resultado. Lo que llegue es pregunta de doble interrogación.
Incluso en una mala noche Embiid tiene algo que rescatar, además de la victoria: pasó a Moses Malone en la clasificación de anotadores de su equipo. No es engaño, 26+9+7 es una línea estadística muy positiva, pero Davis (31+12) le superó. Y no le valió. Por ello el baloncesto es un deporte de equipo. Desde el inicio se vio que la movilidad y envergadura de Davis iban a ser un problema para Embiid, le sacó fuera de la zona para que acabase con 0/5 en triples y le martirizó por dentro del perímetro en la ofensiva. Fue un buen recurso de los Lakers para mantenerse, al menos hasta la segunda mitad. A.D. siguió produciendo incluso con la muñeca vendada y Joel, que goza de un IQ potente para este deporte, supo ver que era el momento de delegar en los compañeros. Harris, sobre todo, dio el paso adelante al que se le obliga al no estar Ben Simmons con 23 puntos. El centralizar el juego en Davis valió hasta que dejó de hacerlo, entrados ya en el tercer cuarto y con el relevo de Westbrook para capitanear los ataques. Se habían mantenido los Lakers en la segunda manga, poniéndose a la altura de unos 76ers que se habían marchado previamente en el marcador, pero hasta ahí llegaron las ideas. Ese 6/29 en triples fue un martirio para los de Vogel, habituados a porcentajes menos lesivos. Los Sixers agarraron diez y veinte tantos de ventaja en el tercer y cuarto periodo gracias a las manos en líneas de pase, a ver las defensas dobles sobre Embiid para desmarcarse y a lo obcecados que estaban los Lakers con que Davis acabara tantas jugadas.