Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

HOUSTON ROCKETS

Sengun: la delicia turca que ilumina el futuro de los Rockets

El pívot turco fue seleccionado por los Thunder en el draft, pero acabó en Houston. Tras triunfar en el Besiktas, se está haciendo un hueco en la NBA.

El pívot turco fue seleccionado por los Thunder en el draft, pero acabó en Houston. Tras triunfar en el Besiktas, se está haciendo un hueco en la NBA.
Alex Bierens de HaanGetty Images

La NBA no espera a nadie. Es una frase muy común que está viviendo en sus carnes Usman Garuba, un jugador polivalente que destacó enormemente en el Real Madrid pero que todavía no ha tenido su oportunidad en la mejor Liga del mundo. El ala-pívot español apenas ha disputado 11 partidos en total, con 6,5 minutos de media y un paso obligado por la G-League que tampoco destacó por sus grandes alardes. Su mejor partido fue su debut ante los Timberwolves: 4 puntos, 2 rebotes, 1 asistencia, 1 robo y 0 pérdidas en 8 minutos. Un mero espejismo; el choque en el que ha contado con más minutos se fue a 17 y apenas tuvo producción (3+4+1+2) y generalmente, no salta a la pista y no acaba de entrar en la rotación de un Stephen Silas que ha probado muchas cosas distintas, pero no termina de incluir en sus planes al internacional español.

Garuba tiene 19 años, cuenta con experiencia en la élite europea y tenía cualidades que hacían presagiar una oportunidad en la NBA que todavía no ha llegado. Fuerte de cintura para arriba y de cintura para abajo, velocidad, fortaleza y capacidad para defender tanto a un pívot para un base. Sin embargo, los jugadores con sus capacidades físicas son inagotables en el baloncesto norteamericano, que parece crearlos en una máquina. Y Draymond Green lidera una camada de baloncestistas multidisciplinares y brillantes en defensa, ... pero Draymond Green solo hay uno. Y convertirse en un jugador históricamente bueno es algo que no puede hacer todo el mundo. Garuba también tenía aptitudes para el pase, era peligroso fuera del aro y podía meter triples abiertos, una cualidad en la que, además, tenía mucho margen de mejora. Pero, pero, pero...

Los motivos por los que Garuba no ha encontrado todavía su sitio pueden ser muchos, pero es obvio que la competencia joven de los Rockets existe y eso ha provocado que el ala-pívot esté en un segundo plano. Eso, y una mejora paulatina del equipo texano, que está a tres victorias del play-in en una Conferencia Oeste en la que todos pierden y nadie está lejos. Y ahora, con la variable del coronavirus, pensar en algo más sería lícito para Silas, que puede centrarse en reconstruir mientras adapta su plantilla y mira al futuro pero sin renunciar a nada en el presente. Tras una victoria en el segundo partido ante los Thunder, Houston sufrió 14 derrotas consecutivas. Y, tras esto, siete victorias seguidas, dos cifras que si las juntas no tienen cabida en la historia de la NBA. Pero, y esto es evidente, Garuba tiene muchas explicaciones para no encontrar su sitio. Y una de ellas tiene nombre y apellido: Alperen Sengun.

La promesa turca

Los Rockets tenían muy claro que iban a seleccionar a Jalen Green en la segunda posición del draft 2021. Lo hicieron asumiedo, como toda la NBA, que Cade Cunningham sería el número 1, una previsión que se cumplió. Pero, tras Green, los Rockets tenían la vista puesta en Alperen Sengun, un pívot turco que venía de cuajar una excelente temporada en el Besiktas turco: 19,0 puntos, 8,7 rebotes, 2,7 asistencias, 1,6 tapones y 1,3 robos de balón por partido, siendo elegido Jugador del Mes en cinco de los seis meses que duró la competición. Consecuentemente, el 12 de mayo fue elegido MVP de la competición y aprovechó ese mismo día su intención de presentarse al draft de la NBA. El problema para los Rockets es que no volverían a elegir hasta el puesto número 23, en una ronda procedente de los Blazers. Y en el 24, conseguida por parte de los Bucks. Y se habían fijado en un jugador al que no querían dejar escapar. Pero la cantidad de equipo que tenían entre medias les dejaba muy difícil el hacerse con su persona.

Al final, los Rockets llegaron a un acuerdo con los Thunder, que se hicieron con Sengun en el número 16. Vendieron dos futuras rondas del draft a Sam Presti, que las colecciona (algún día entenderemos por qué) y se hicieron con los servicios de Sengun, que el 7 de agosto firmó con los Rockets. Y acertaron: desde entonces, el pívot está tutelado por John Lucas, entrenador asistente del equipo, que prepara entrenos personalizados para su pupilo. El técnico, afable y severo, contrasta con el jugador, el antagonista juguetón. Pero su química es innegable y pasan mucho tiempo juntos, provocando que el desarrollo de Sengun aumente de forma proporcional a la fe que Lucas tiene por él. Una relación bidireccional que está dando sus frutos y que cuenta con la innegable colaboración de Orhun Gungoren, el intérprete del pívot, que sigue mejorando su inglés pero tiene que todavía tiene que ayudarse de su colaborador para entender y hacerse entender entre jugadores y cuerpo técnico.

En el trainning camp de Las Vegas, Sengun ya se dio cuenta de que Estados Unidos no era Turquía. Y con su salto definitivo a la NBA, que tuvo lugar el 20 de octubre, la evidencia se hizo todavía más grande. Por eso su dinámica ha sido claramente ascendente y su curva de aprendizaje lleva el proceso correcto. Los Rockets han puesto énfasis en mantenerse en plena forma física, y Sengun ha tenido que cambiar algunos de sus hábitos alimenticios y de sueño, aumentando su fuerza y acondicionamiento y sufriendo golpes constantes a medida que avanzan los partidos. Parte del proceso, de ese camino de fortalecimiento y desarrollo de una determinada resiliencia, cualidades necesarias para triunfar en una NBA ultracompetitiva y poder tener una carrera larga, a la par que fructífera. El propio jugador ha reconocido que esa parte del camino fue difícil. Pero necesaria, claro.

¿La cara del futuro de los Rockets?

Desde la salida de James Harden, los Rockets están en plena reconstrucción. Un entrenador nuevo, renovación de los directivos tras el adiós de Daryl Morey y una cantidad ingente de jugadores jóvenes (son el octavo equipo más precoz de la competición) donde apenas emerge Eric Gordon (que, si todo va bien, será traspasado en el mercado). Y muchos pronosticaban que Jaleen Green sería la cara del nuevo proyecto, pero algunos difieren y empiezan a señalar a Sengun para eso. El pívot está desarrollando su capacidad de pase, se mueve bien en la pintura y todavía tiene que convertirse en un reboteador más efectivo y tener fundamentos más claros y desarrollados en defensa. Pero su margen de mejora es muy grande y Green, que está cuajando una temporada rookie bastante decente, parece tener un margen más pequeño para convertirse en la megaestrella que siempre puede llegar (y no siempre llega) a ser un número 2 del draft.

Green promedia 14 puntos por partido, pero apenas participa en el resto de aspectos del juego y está con muchos problemas en el lanzamiento: un 38% en tiros de campo y menos del 28% en triples. Y todo en 30,8 minutos por noche. En contrapartida, Sengun está en 9,1 puntos, 4,7 rebotes y 2,7 asistencias, pero en apenas 18,6 minutos de juego. Es decir, en menos tiempo, una mayor efectividad. En la derrota (por 35 puntos) ante los Cavaliers, Sengun se fue a 19 tantos y 11 rebotes, además de aportar 5 asistencias, en tan solo 28 minutos, completando una racha de 4 partidos en las que promedió 15 puntos con un 55% en tiros de campo. Y, de momento, solo intenta 1,2 triples por noche, una faceta que todavía no ha desarrollado del todo y que está perfeccionando, una vez más, con Lucas, su amigo y protector.

Así están las cosas en Houston, que antes de su racha de 7 victorias consecutivas eran el 29º equipo en asistencias por partido y en los 11 encuentros siguientes (8-3 de récord), se convirtieron en el tercero, con Sengun involucrando mucho más a sus compañeros y forzando a una parte de la afición a pedir por redes sociales su titularidad (solo ha saltado de incio en dos partidos esta temporada) en detrimiento de un Daniel Theis que no entra en los planes de futuro de la entidad. La proyección del pívot es meteórica, su capacidad de aprendizaje está muy desarrollada y su margen de mejora es enorme. Todavía es pronto para considerar que se trata de la cara de la franquicia para los años venideros, pero está claro que tiene mucho potencial y que tiene talento y calidad para el baloncesto. Garuba, por su parte, tendrá que seguir esperando una oportunidad que llegará. Porque sí, la NBA no espera a nadie. Pero siempre, siempre, siempre te da una ocasión para hacerte un hueco y triunfar. Es parte del sueño americano. O de la competición norteamericana. Qué más da. El momento llegará y el español tendrá que aprovecharlo. Así son las cosas. Para bien y para mal.