NBA | PISTONS 103 - THUNDER 114
Los Thunder se dan un respiro
Victoria necesaria tras el desastre histórico del -73 en Memphis. Eso sí, hizo falta una remontada en la segunda parte para superar a unos Pistons horribles: nueve derrotas seguidas.
“A reagruparse y volver a por ello el lunes”. El tuit de la cuenta oficial de los Thunder ya forma parte de la historia, al menos de la historia apócrifa, de esta temporada 2021-22. En un tiempo en el que el engagement y las exigencias de las comunidades reclaman respuestas para todo y ocurrencias permanentes, era imposible que el community manager de la franquicia de Oklahoma saliera bien parado del 152-79 que les habían endosado los Grizzlies, la mayor diferencia de la historia de la NBA. Fue, desde luego, una noche horripilante para unos Thunder que, sí, habían encajado la octava derrota seguida y habían dejado un desastre históricamente calamitoso en Tennessee. Pero que apenas un par de semanas antes no eran tan malos: llegaron a estar 6-9, con un tono notablemente más competitivo que el de la pésima temporada pasada. Pero a veces, y depende de quién seas, los focos llegan solo cuando hay malas noticias. Y a los Thunder les tocó comerse ese marrón. Al equipo, que produjo el disparate, a sus aficionados… y a su community manager.
Y llegó el lunes, claro. Todos los días llegan siempre, especialmente los lunes. El partido era peliagudo en términos de oportunidad… y de riesgo. Otro rival en racha de ocho derrotas seguidas, los depauperados Pistons. Reagruparse o hundirse en el fango hasta el cuello. Y, al menos, y no es poco dadas las circunstancias, los Thunder respondieron. Y ganaron (103-114). Se sacudieron el asco de una derrota que les seguirá persiguiendo pero lo hará un poquito menos con cada triunfo que apilen. Lleguen donde lleguen y se produzcan como se produzcan. Ganar en Detroit no es gran cosa, no en diciembre de 2021. Pero para estos Thunder, después del maldito partido de Memphis, era importantísimo. Y ganaron.
Claro que la cosa pintaba a extensión de la tragedia: con Jerami Grant y Saddiq Bey bombardenado, los Pistons arrancaron fuerte (37-28 en el primer cuarto) y parecieron romper el partido tras el descanso. 73-57 a 20 minutos del final, 84-72 (todavía cómodo en el último cuarto). Pero Grant (20 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias), un jugador que cada vez pinta menos en la reconfiguración de estos Pistons, y Bey (15+7) dejaron de anotar, el rebote dejó de sostener a los de Dwane Casey y Cade Cunningham, el finísimo número 1 del draft, hizo la guerra por su cuenta y tuvo algunos despistes gruesos en defensa. Acabó con 28 puntos, su mejor anotación en la NBA, 11 rebotes, 5 asistencias y un 6/11 en tripes. Demostró que su futuro es esplendoroso, pero todavía pesa demasiado la pésima inercia de su equipo, aún tiene músculo competitivo que (es lógico) desarrollar para cargar con losas como un último cuarto saldado en 22-42, un segundo tiempo de 40-64, un parcial final en el que los Thunder anotaron sus primeros 15 tiros, tomaron el mando a menos de cuatro minutos del final (97-98) y escaparon con un triunfo que tuvo algo de regalo de unos Pistons horribles pero que también demostró que tienen vida, ganas de sacar adelante los partidos que puedan sacar adelante. Que no son todavía un equipo competitivo pero que son algo-más-que-el-desastre-de-Memphis. Los focos ya habían volado otro sitio, los titulares de la prensa estaban en otras latitudes. Y quizá fuera un partido perro contra un rival decadente. Pero era una victoria que los Thunder necesitaban. Sobre todo, era una derrota de la que tenían que huir con toda la energía de sus piernas: reagruparse y volver a por ello el lunes.
Shai Gilgeous-Alexander, recuperando pulso tras unas semanas irregulares, condujo la carga del último cuarto y acabó con 30 puntos y 13 asistencias. Lu Dort produjo 11 puntos en ese parcial final y 28 en total, con 5 triples. Josh Giddey, que sabe jugar al baloncesto, acabó con 12 puntos y 5 asistencias y Kenrich Williams volvió a ser importante desde el banco (12+3+3+4 robos). Los Thunder se quitaron un peso de encima. O, al menos, parte de un peso terrorífico, que por desgracia todavía les perseguirá, sea más o menos justo. O, en el último extremo, evitaron que ese peso se hiciera aún mayor y les hundiera irremisiblemente en el lodo del que intentan escapar. A veces, en una noche cualquiera de lunes, se ganan batallas que tienen significado aunque no tengan brillo. Y ese mérito hay que dárselo a los Thunder, que parecían tocados y hundidos en el tercer cuarto, devorados por la resaca de la gigantesca sombra que les mordía los nudillos. Los Pistons, una catarata de limitaciones en acción, ayudaron, pero los Thunder tuvieron orgullo para remontar y ganar. Y, en un lunes que había adquirido tanto significado para ellos, fue un gran alivio. Y eso, a la espera de que vuelvan tiempos mejores, no es poco.