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EUROLIGA | UNICS KAZÁN - REAL MADRID (18:00, DAZN)

OJ Mayo, el resucitado

El Real Madrid visita al Unics Kazán, el equipo de un ex de la NBA que busca redención. "Ahora sé cómo es el mundo, he tocado fondo", llegó a decir.

Actualizado a
OJ Mayo, del Unics Kazán, realiza una bandeja ante el Baskonia.
Euroleague

La prensa estadounidense perdió totalmente su pista. Bleacher Report llegó a publicar un artículo titulado ¿Qué demonios ha pasado con OJ Mayo? No lo saben ni sus más íntimos”. Fue suspendido durante dos años (2016-18) por la NBA, que le prohibió jugar por no superar los test antidroga. Según él, marihuana y calmantes, nunca sustancias como la cocaína o el crack, las que habían enviado a su padre, una antigua estrella del baloncesto de instituto, a la cárcel. Uno de sus hermanos pequeños estaba en un reformatorio. Uno de sus mejores amigos había sido asesinado, otro estaba en la cárcel y su carrera en la NBA estaba básicamente acabada.

Ese jugador, Ovinton ­J’Anthony Mayo, OJ, descubrió la soledad del que cae en desgracia. Dejó de recibir llamadas y no pudo firmar con ningún equipo en ese verano de 2016 en el que hubo récord de millones por el nuevo contrato televisivo de la NBA. Sus asistentes dejaron de trabajar para él sin previo aviso y empezó a recibir facturas sin pagar. Su decisión fue parar, y viajar: Dubai, Maldivas, Uganda, Sudáfrica y Kenia, donde en un poblado compró tres vacas para cada familia, a 300 dólares cada una. Cuando volvió se propuso ser jugador de nuevo, y lo ha logrado. Llegó a pesar 105 kilos (es un escolta de solo 1,96) y tuvo que dejar la bebida, la vida social y los clubes. Y hacerse vegano. Pasó por Puerto Rico, Taiwán y China. Y ahora acaba de debutar en la Euroliga con el Unics Kazán, el rival de hoy del Real Madrid (18:00, Dazn) y un equipo con mucho talento NBA. De Mario Hezonja y el tirador Isaiah Canaan a ­Jarrell Brantley y Mayo, que anotó 4 puntos en 8 minutos el miércoles contra el Baskonia.

Mayo, en tiempos apodado Grocery List (la lista de la compra), cumple 34 años la próxima semana. Esta es su última gran oportunidad en el baloncesto de elite. Su destino desde que era un talento precoz en West Virginia, donde con 13 años promediaba 23 puntos jugando con los mayores, y una estrella de instituto en Cincinnati, donde reunió a más de 16.000 aficionados en alguno de sus partidos, un récord en Ohio. El cambio de normas paró su intento de dar el salto directamente a la NBA, así que jugó una temporada de universidad con USC. Un curso triunfal que fue anulado después porque se demostró que había recibido dinero y otros regalos ilegales, anatema en la NCAA.

En 2008 fue número 3 del draft, elegido por los Timberwolves y enviado a Memphis a cambio de Kevin Love. En su primera temporada promedió 18,5 puntos y quedó segundo en la carrera de ­Rookie del Año, solo superado por Derrick Rose. Después llegaron, mientras pasaba por Mavericks y Bucks, las suspensiones, las sustancias prohibidas, problemas en un tobillo y una actitud que priorizaba “hacer feliz a su grupo de amigos, salir y buscar chicas”. De ahí, al infierno (“ahora sé cómo es el mundo, ahora he tocado fondo”) y a un camino de vuelta que le ha llevado a Kazán. En busca del tiempo perdido.